“El silencio de los otros”, la voz de todos

3/04/19, 15:40

El pasado 25 de marzo, la Filmoteca de Salamanca acogió la proyección del documental «El Silencio de otros», un acto organizado por la Clínica Jurídica de Acción Social de la Universidad de Salamanca desde la línea de Memoria Histórica. Los alumnos de la Clínica Jurídica nos citamos con los profesores una hora antes de la proyección, para tener un encuentro con una de las protagonistas del documental, Ana Messuti, abogada de la denominada «Querella Argentina», especializada en Derechos humanos.

El objetivo de esta charla era conocernos y conocer más acerca del documental y, sobre todo, de la labor que habían realizado desde que se inició este procedimiento.

La primera pregunta que nos realizó Ana fue qué queríamos saber, no supimos qué responder porque creímos que era un tema tan importante que nos interesaba todo.

Comenzó por explicarnos por qué se planteó esta querella en Argentina y nos habló acerca de la jurisdicción internacional y lo que se denomina en derecho internacional «ius cogens».

Las querellas que se plantearon ante los tribunales argentinos son para juzgar delitos de lesa humanidad, delitos que durante los años en los que existía la dictadura no estaban tipificados, aunque posteriormente se tipificaron a nivel internacional, a través de las normas ius cogens. Estas normas tienen un carácter necesario, imperativo y absoluto, se trata de un derecho  que todos los Estados están obligados a cumplir.

Este principio del derecho internacional pareció ser omitido al haber aprobado el famoso «Pacto del Olvido», la Ley de Amnistía del año 77, que todavía hoy, 42 años después sigue en vigor. Aún así, han existido intentos por recuperar la memoria de las víctimas, el más determinante la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, más conocida como la Ley de la Memoria Histórica. Aunque esta Ley fue un gran paso, no fue determinante, ya que su carácter flexible hizo que durante los gobiernos del Partido Popular las partidas presupuestarias fueran de 0€, lo que de facto suponía una derogación. Pese a estos intentos de recuperar la memoria, el Pacto pesó más en su intento por olvidar todo lo que había sucedido durante la dictadura y que dejó impune a los autores de los asesinatos y las torturas, muchos de ellos pasando a formar parte de los nuevos cargos en un nuevo Estado («democrático»), pero sin memoria, para los olvidados, las víctimas del régimen.

También nos habló de los familiares de todas aquellas víctimas que quieren recuperar los cuerpos de sus padres, tíos, etc. con el fin de saber en qué fosa se encuentran para que puedan ser enterrados juntos. Lo que más preocupa es el tiempo, casi todos los familiares de víctimas son personas mayores, muchas de ellas no podrán reencontrarse con esos familiares que fueron asesinados por el régimen de Franco.

Una vez finalizada la conversación, con un auditorio lleno y gente que se había tenido que quedar fuera, las luces se apagaron y comenzó la proyección. Delante de nosotros tendríamos 95 minutos de sobrecogimiento, emoción, pero también, y sobre todo, de decepción.

¿Cómo se mide la decepción? En este caso, en kilómetros, 10.039 para ser exactos, los que separan a España y Argentina. La decepción de saber que la misma tierra que sufrió los crímenes de la dictadura franquista, no sería la misma que los juzgaría. La decepción también se pude medir en años, 35, por ejemplo, los que se han  tenido que esperar para que, después de la muerte del dictador, se iniciase un proceso internacional de enjuiciamiento.

¿Y la emoción? Emoción de ver que la solidaridad sobrepasa fronteras y llega hasta Argentina. Emociones de testimonios, de personas, pero sobre todo, de memoria. De memoria, porque hay gente que no olvida, no olvida Ascensión Mendieta que con más de 80 años se embarcó en un vuelo transatlántico para declarar como testigo en Buenos Aires. Emoción también de resoluciones judiciales, como en la que la jueza argentina, María Servini, exhortaba a la justicia española a exhumar al padre de Ascensión Mendieta. Emoción por el trabajo de gente tan especial como Ana Messuti; pero también emoción de los que nos dejaron después de cuatro décadas de búsqueda de la memoria y la justicia en España, recuerdo especial para Carlos Slepoy. Emoción por María Martín que pudo morir en paz después de testificar en el Consulado de Argentina. Y emoción de ver que hoy, su hija, sigue luchando por lo mismo que su madre, sacar a su madre de la cuneta en la que yace desde hace más de medio siglo.

El Silencio de otros es un documental en el que desgraciadamente no encontrarás un final, la historia no acaba, y no quiere decir que haya una segunda parte, quiere decir que la historia no tendrá fin hasta que el «Pacto del Olvido» siga impidiendo que se recuerden a las víctimas.

«Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido, y se acaba por la indiferencia». José Saramago

Beatriz Pérez Vicente & Álvaro Sánchez García

Alumnos de la Línea de Memoria Histórica

de la Clínica Jurídica de Acción Social

Grado en Derecho / Grado en Ciencia Política