¿Coleccionistas o acumuladores? Una aproximación desde el coleccionismo de cámaras antiguas / Collectors or hoarders? An approach from antique camera collectors
Licencia Creative Commons:
¿Coleccionistas o acumuladores? Una aproximación desde el coleccionismo de cámaras antiguas / Collectors or hoarders? An approach from antique camera collectors © 2024 by Francisco de borja Jordán de Urríes is licensed under CC BY-NC-SA 4.0
Autor:
Francisco de Borja Jordán de Urríes Vega
Universidad de Salamanca / Grupo Coleccionar Cámaras Antiguas
Ponencia presentada el 16 de junio de 2024 en el 2º ENCUENTRO “COLECCIONAR CÁMARAS ANTIGUAS” Museo de Historia de Madrid 14, 15 y 16 de junio de 2024. INFORMACIÓN RETROSPECTIVA AQUÍ.
Citar de esta forma:
Jordán de Urríes Vega, F. de B. (2024). ¿Coleccionistas o acumuladores? Una aproximación desde el coleccionismo de cámaras antiguas. Blog de Borja Jordán de Urríes. https://diarium.usal.es/bjordan/coleccionistas-o-acumuladores-una-aproximacion-desde-el-coleccionismo-de-camaras-antiguas/Ponencia presentada el 16 de junio de 2024 en el 2º Encuentro “Coleccionar Cámaras Antiguas” en el Museo de Historia de Madrid.
Descargar en PDF Jordán de Urríes (2024)
Resumen
El presente trabajo realiza un acercamiento al coleccionismo tratando de delimitar las fronteras entre el coleccionismo normativo y la acumulación patológica. Aporta a demás un análisis sobre cómo se produce y evoluciona el proceso de coleccionar. Finalmente, aporta un estudio cuantitativo, descriptivo y porcentual, tomando como base un grupo de coleccionistas de cámaras antiguas de Facebook con 7.646 participantes en el momento de realización, del cual se aporta una descripción somera en base a los datos de Facebook, y extrayendo una muestra de 107 participantes anónimos a los que se aplicó un cuestionario on line. Los resultados son coherentes con la literatura existente y dibujan una realidad normalizada del coleccionismo, aunque lo sitúa en una cierta élite cultural y económica compuesta principalmente por varones.
Palabras clave
Coleccionismo, Trastorno de Acumulación, Cámaras de fotografía antiguas.
Abstract
This paper approaches collecting in an attempt to delimit the boundaries between normative collecting and pathological accumulation. It also provides an analysis of how the process of collecting is produced and how it evolves. Finally, it provides a quantitative, descriptive and percentage study, based on a Facebook group of antique camera collectors with 7,646 participants at the time of the study, of which a brief description is provided based on Facebook data, and extracting a sample of 107 anonymous participants to whom an online questionnaire was applied. The results are consistent with the existing literature and show a normalised reality of collecting, although it places it among a certain cultural and economic elite made up mainly of men.
Keywords
Collecting, Hoarding Disorder, Antique cameras, Vintage cameras.
1. Introducción
El coleccionismo es un fenómeno social extendido en todas las civilizaciones y momentos de la historia. Coleccionar es acumular un determinado tipo de objetos. Esta acumulación, cuando es ordenada, sistemática y no afecta a la persona y sus relaciones, entra en los parámetros del coleccionismo normativo. Sin embargo, cuando la acumulación se sale de estos parámetros, se convierte en un trastorno definido. En este artículo se realiza un acercamiento a las fronteras que delimitan ambas situaciones. También se analizan las influencias, motivaciones y etapas del proceso del coleccionismo normativo. Finalmente, se aporta un estudio descriptivo realizado en el seno de un grupo de Facebook de “Coleccionistas de Cámaras de Fotos Antiguas”, del que el autor es creador y administrador.
2. Bases neurales
Con la posible excepción de los alimentos, es poco probable que los objetivos del comportamiento de adquisición (es decir, los objetos que se van a recoger) se especifiquen a nivel genómico (Anderson et al. 2005). Más bien, las historias individuales de aprendizaje y la disponibilidad de objetos parecen ser determinantes críticos de los objetos a coleccionar.
En un estudio realizado con 86 participantes por Anderson et al. ( 2005) ponen de manifiesto que, en personas sin daño cerebral, el impulso de coleccionar se iniciaría desde estructuras corticales límbicas subcorticales y mesolímbicas, pero estaría modulado por un sistema neural prefrontal que implicaría a sectores anteriores y mesiales, especialmente en la parte derecha.
Este sistema modulador dirigiría el impulso hacia objetos que, en la historia de aprendizaje del individuo, estuvieran asociados con una recompensa significativa y no con consecuencias punitivas, a la vez que acomodaría la expresión del impulso a los requisitos sociales.
3. Conductas de acumulación
Podemos describir, según Oliva (2012) una conducta acumulativa normal, que se caracteriza por:
- Se desarrolla a cualquier edad.
- Se centra en objetos con algún valor e intercambiables.
- Es ordenada.
- Se desarrolla sin falta de cuidado personal, suciedad o restos orgánicos.
Sin embargo, existe tambien una conducta de acumulación patológica en la que se engloban un conjunto de posibilidades diagnósticas como:
- Pasiva o falsa acumuladora: resulta de enfermedad o deterioro cognitivo y cursa con falta de autocuidado.
- Síndrome de Diógenes primario: Filósofo griego Diógenes de Sinope, escuela Cínica, indiferencia hacia los bienes materiales.
- Acumulación y TOC.
- Acumulación y Compra Compulsiva.
- Acumulación como Ritualismo Estereotipado: por afecciones o lesiones neurológicas o demencias.
- Acumulación Fetichista.
- Síndrome de Noé: acúmulo de animales.
Esta conducta se describe con criterios diagnósticos claros en el DSM-5 (American Psychological Association, 2013), que detallamos a continuación:
- Una dificultad persistente para deshacerse de objetos personales, independientemente de su valor real.
- La dificultad se debe a una fuerte necesidad de guardar objetos y/o a la angustia asociada con el hecho de deshacerse de ellos.
- Los síntomas dan lugar a la acumulación de un gran número de objetos que llenan y desordenan las zonas activas de la vivienda o el lugar de trabajo hasta el punto de que ya no es posible darles el uso previsto. Si todo el espacio vital está desordenado, es sólo gracias a la intervención de terceros (p. ej., familiares, personal de limpieza, autoridades).
- Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento (incluyendo el mantenimiento de un entorno seguro para sí mismo y para los demás).
- Los síntomas de acaparamiento no se deben a una afección médica general (p. ej. Lesión cerebral, enfermedad cerebrovascular)
- Los síntomas de acaparamiento no se limitan a los síntomas de otro trastorno mental (p. ej. Acaparamiento debido a obsesiones en el Trastorno Obsesivo Compulsivo, déficits cognitivos en la Demencia, intereses restringidos en el Trastorno del Espectro Autista, almacenamiento de alimentos en el Síndrome de Prader-Willi).
Las personas que practican la acumulación pueden centrarse en muy diferentes tipos de objetos. A partir de un estudio realizado por Mogan et al. (2012) con 109 participantes, hemos extraído una imagen como nube de palabras que presenta el tipo de objetos acumulados y su peso como categoría, que puede verse en figura 1.
Figura 1 Nube de palabras de objetos coleccionados. Nota: Elaboración propia a partir de (Mogan, et al., 2012)
Una de las características clave para la diferenciación entre el coleccionista y el acumulador patológico se centra en el orden. El estudio desarrollado por (Fernández de la Cruz et al., 2013) pone de manifiesto que las habitaciones de los Acumuladores frente a las de personas con TOC y Coleccionistas se muestran: a) Más desordenadas, b) Menos funcionales, c) Conteniendo un mayor número de diferentes clases de objetos , y d) Menos limpias.
4. Coleccionismo extremo
Parece que las fronteras entre la acumulación y el coleccionismo se definen en un campo intermedio que ocuparían lo que Nordsletten y Mataix-Cols (2012) denominan Coleccionismo Extremo. En la tabla 1 apreciamos que, tomando como base los criterios diagnósticos de la DSM-5, aparecerían diferencias entre el coleccionista normativo y el extremo.
Tabla 1 Criterios diagnósticos del trastorno de acumulación
Es por tanto importante diferenciar Acumulación Patológica frente a Coleccionismo Normal, lo cual nos ayuda a detectar los falsos positivos y a evitar la sobrepatologización de esta actividad humana tan extendida que, según Nordsletten y Mataix-Cols (2012), como muestra la figura 2, puede extenderse al 70% de la población. El coleccionismo refleja muchas de las características centrales de la acumulación (por ejemplo, la adquisición y el apego emocional a un número potencialmente grande de objetos), es muy frecuente y generalmente se considera una forma normativa de acumulación de objetos. En la mayoría de los coleccionistas se descarta el diagnóstico de Trastorno de Acumulación. Sin embargo, para una minoría de coleccionistas “extremos”, que según los mismos autores no podemos determinar en tamaño poblacional, el diagnóstico de trastorno de acumulación, que señalan afecta a un 2,5% de la población, puede ser adecuado.
Figura 2 Tipos de coleccionistas Fuente: Nordsletten y Mataix-Cols (2012)
El equipo de Nordsletten y sus colaboradores, aportan una serie de claves para identificar a coleccionistas normativos frente a las personas con un trastorno de acumulación (Nordsletten et al., 2013. Podemos ver estas características en la tabla 2.
Tabla 2 Diferencias entre el coleccionismo normativo y el trastorno de acumulación
Del mismo estudio, se obtiene una “fotografía social” de la tipología del coleccionista normativo, que en su mayoría son hombres, conviviendo con pareja, con estudios que habitan en viviendas más grandes, y con menos probabilidades de haber sido diagnosticados o tratados por algún transtorno psiquiátrico en el pasado. Frente a ese grupo, los acumuladores, que en su mayoría son mujeres, solteras, con menor nivel de estudios y un nivel socioeconómico también más bajo, siendo en este grupo más probable la presencia de problemas de salud
Encontramos en la literatura un concepto íntimamente ligado a todos estos procesos, que se ha denominado “compra aberrante” (Harnish y Roster, 2019). En un amplio estudio, estos autores definen un modelo triangular de dimensiones. Una cognitiva, la “autorregulación [AR]” como capacidad de planificar, guiar y controlar el propio comportamiento de forma flexible ante circunstancias cambiantes. Una segunda Conductual, la “adquisitividad [AD]” como deseo de adquirir y conservar bienes per se, por encima y más allá de lo que parece necesario para la propia comodidad básica, la supervivencia y el éxito. Y una tercera Afectiva, el “dolor de pagar [DP]” como componente afectivo, en el momento de la elección, abren un libro de contabilidad mental que asocia el coste de la compra a los beneficios de obtener el bien (o servicio). Esas tres dimensiones se combinan para producir cuatro tipos de patrones de adquisición o compra. El primero es la “frugalidad” con alta AR y baja AD, como rasgo caracterizado por el grado en que los consumidores son tanto comedidos en la adquisición como ingeniosos en el uso de bienes y servicios económicos para alcanzar objetivos a largo plazo. El segundo es el “coleccionismo compulsivo” con alto DP y alta AD, como continuo que va de los individuos que gastan una cantidad significativa de recursos para adquirir bienes de consumo, a los individuos que invierten una cantidad mínima de recursos para adquirir bienes. El tercero es la “compra compulsiva” con bajo DP y baja AR, como comportamiento excesivo y problemático que reconoce la naturaleza inherentemente obsesiva y compulsiva de la compra aberrante. Finalmente, un cuarto tipo mixto es el “materialismo” con bajo DP, alta AD y baja AR, como importancia que se concede a la adquisición y posesión de bienes materiales. La figura 3, ilustra este modelo.
Figura 3 Patrones de adquisición o compra. Fuente: (Harnish y Roster, 2019). autorregulación [AR], adquisitividad [AD], dolor de pagar [DP]
En base a esta estructura conceptual, Harnish y Roster (2019) señalan que los compradores compulsivos mostraron niveles más bajos de dolor de pagar y de autorregulación que los compradores no compulsivos. En segundo lugar apreciaron que los coleccionistas compulsivos obtuvieron puntuaciones más altas tanto en el dolor de pagar como en la capacidad de adquisición que los no coleccionistas. En tercero que los frugalistas mostraron altos niveles de autorregulación y baja capacidad de adquisición. Finalmente apreciaron que los materialistas obtuvieron puntuaciones bajas tanto en autorregulación como en dolor de pagar, pero altas en adquisitividad.
Todo lo anterior nos dibuja una realidad en la que existen fronteras, con márgenes que pueden ser difusos en ocasiones, entre el coleccionismo normativo y la acumulación patológica. En cualquier caso, hay elementos que orientan para la toma de decisiones por parte de los terapeutas, para poder intervenir ante el problema. Pertusa et al. (2019) definen un conjunto de opciones terapéuticas válidas para afrontar este tipo de problemas. Por un lado las intervenciones psicológicas, principalmente de corte terapia cognitivo-conductual, entre las que engloban: (a) Entrevista motivacional; (b) Entrenamiento en la clasificación y el descarte mediante la práctica de la toma de decisiones efectiva y el uso de preguntas desafiantes (con visitas domiciliarias contextuales – ayuda de empresas de mudanzas y organizadores profesionales); (c) Exposición gradual a la no adquisición en salidas con el paciente a lugares; y (d) Reestructuración cognitiva mediante la identificación y corrección de patrones de pensamiento inadaptados. Tambien existen las intervenciones farmacológicas, basadas primncipalmente en el uso de antidepresivos y de psicoestimulantes. En cualquier caso, los autores señalan la importancia de afrontar de manera temprana, con un diagnóstico precoz, la aparición de cualquier síntoma, ya que los adultos mayores se muestran más resistentes al tratamiento.
5. El coleccionismo normativo como fenómeno social y comportamiento humano
El coleccionismo normativo, como fenómeno social, nos sitúa ante una manera de comportarnos y de afrontar una sociedad en la que los artículos de consumo, muchas veces desechables y baratos, han aumentado exponencialmente. En este sentido Kilroy-Marac (2018) plantea la aparición de una ética en el consumo con movimientos críticos hacia el consumismo, el florecimiento de una industria de la gestión del desorden, y la emergencia del acaparamiento como un trastorno mental. Tener demasiado, sin cuidado, orden y atención, puede otorgar a una persona un estatus con un diagnóstico psiquiátrico. La autora termina afirmando que convertir un desorden o una acumulación en una colección es participar en prácticas activas que tratan de transformar el valor tanto de los contenidos u objetos, como el de quien los organiza.
Las motivaciones hacia el coleccionismo pueden ser variadas. Podemos establecer, según Lee et al. (2022) seis motivaciones que impulsan el coleccionismo. La primera la consecución de objetivos a través del coleccionismo, es decir, encontrar placer en planificar objetivos (identificar los artículos deseados para coleccionar) y “rumiar” la adquisición y posesión de estos artículos pues la meta alcanzada aumenta la autoestima. La segunda, la pertenencia social, siendo el coleccionismo un medio para conectarse socialmente y formar parte de comunidades de coleccionistas. Una tercera sería la cooperación y la competición, dado que las comunidades de coleccionistas cooperan en gran medida para facilitar las adquisiciones, aunque la literatura también señala una tensión y la competitividad dentro de la comunidad coleccionista, y esta “caza” competitiva para adquirir objetos, sería quizá la parte más atractiva del proceso de coleccionismo. La cuarta son los recuerdos sociales y personales, en lo que se refiere a su preservación e inducción de recuerdos, ya que los objetos de colección pueden representar símbolos tangibles del pasado a nivel social y personal. La quinta motivación sería el legado, pues a los coleccionistas les motiva dejar un legado de objetos y recuerdos. Y la sexta y última sería el valor económico y financiero cuantificable de los objetos de colección.
El proceso del coleccionismo puede tipificarse de diferentes maneras más simples o complejas. McIntosh y Schmeichel (2004), definieron hace ya tiempo un modelo de 8 etapas en el proceso de coleccionar: (1) conformación de una meta; (2) recopilación de información; (3) planificación y cortejo; (4) la caza; (5) la compra; (6) la post compra; (7) manipulación, visualización y catalogación; y (8) volver a planificar.
Más recientemente, Dillon (2019), plantea un modelo más simple, de 4 etapas. La primera, el desarrollo de los conocimientos, mediada por la fascinación por determinados objetos, sus orígenes, diferencias y cualidades, que llevan al estudio o la discusión con otros, es una motivación importante. La segunda, el encuadre del objetivo, en la que la colección crece por cambios cualitativos, desde el conocimiento adquirido a la estimación específica al adquirir algo, los costes, y el contexto de relación con quien vende. La tercera, la adquisición, que puede ser la etapa más rápida de un largo proceso de desarrollo de conocimientos previos y de fijación de objetivos y que orienta para calcular el valor en el mercado. Finalmente, la cuarta, el control, referida a los procesos de catalogación, exposición o manipulación y que puede implicar el almacenamiento o la venta. Podemos ver una comparación visual de este modelo, con el anteriormente descrito, en la figura 4.
Figura 4 Comparación de los modelos en el proceso de coleccionismo
Johnson Jorgensen et al. (2023) han puesto de manifiesto en su estudio que el coleccionismo suele iniciarse a una edad temprana y se ve influido por los padres y los compañeros. Los familiares desempeñan un papel importante al principio de la colección. Los amigos, las parejas románticas y los medios sociales influyen en la intención de adquirir productos para la colección, y la nostalgia o la documentación de los recuerdos son las mayores motivaciones de las colecciones.
En un reciente estudio con una comunidad de coleccionistas on line, una muestra de 9028 participantes y más de 40.000 comentarios en YouTube (Sotelo-Duarte, 2022), se profundizó en la influencia de la nostalgia en el proceso coleccionista. Partieron del modelo de 8 etapas de McIntosh y Schmeichel (2004), anteriormente mencionado. Desde ese modelo, se propusieron analizar la influencia de la nostalgia en el contexto de la comunidad de coleccionistas. El estudio puso de manifiesto que la nostalgia es un elemento importante en el coleccionismo, y que influye principalmente en tres etapas. En el inicio de una colección es un elemento inspirador y motivante. En su progresión, se combina con elemento como el interés por aprender y conseguir información que se comparte con otras personas en un proceso en el que “la caza” es un elemento muy motivador. Por último, al final del proceso de coleccionismo, la nostalgia puede ser una barrera para finalizar una colección, lo que puede ocurrir si no se dispone de apoyo y esta genera sufrimiento y problemas económicos. Finalmente, los autores evidenciaron también que los coleccionistas se ven influidos por la comunidad, y principalmente por las personas que les rodean durante el proceso de coleccionismo, y que están muy orientados a obtener información sobre las piezas de su colección.
Finalizamos este apartado señalando que la historia ha hecho sátira en ocasiones del coleccionismo y de quien lo practica. Reyero (2021) señala que a los coleccionistas se les ha satirizado: su comportamiento y pose impostada; su curiosidad, a veces lujuriosa…; su ignorancia pretenciosa; su tacañería; su rareza y obsesión; su falsedad; y todo ello sin distinguir entre hombres o mujeres.
6. Un estudio simple y descriptivo con coleccionistas de cámaras antiguas
En el año 2018, el autor de este trabajo, coleccionista de cámaras de fotos antiguas, crea en Facebook el grupo Coleccionar Cámaras Antiguas. A finales de 2023, lanzamos un estudio cuantitativo sencillo, de carácter descriptivo y porcentual, en el seno de este grupo, con el objetivo de profundizar en la realidad del coleccionismo, desde la perspectiva de sus miembros, que alcanzaban en ese momento los 7.646 miembros (más de 9.000 en la actualidad), y que en base a los datos que Facebook permite extraer, tenía las características que mencionamos a continuación. El 19% de los miembros, 6.057 eran varones, y la franja de edad principal era la de 25 a 34 años. La tabla 3 describe apropiadamente la composición del grupo.
Tabla 3 Distribución por género y edad de los miembros del grupo de Facebook Coleccionar Cámaras Antiguas.
El grupo está compuesto de miembros de 65 países, siendo México el predominante con 2.543 participantes, seguido de Argentina con 1.256 y en tercera posición España con 977 participantes. De la posición quinta en adelante la participación es menor de 500 miembros, de la décima en adelante menor de 100 y de la 25 en adelante menor de 10.
a) Herramienta
El estudio cuantitativo se desarrolló en el seno de este grupo lanzándose un cuestionario On Line anónimo, creado para el estudio con un formulario de Google, en el que la mayoría de las opciones de respuesta eran cerradas, pudiéndose responder o no a cada pregunta.
b) Procedimiento
Se realizaron cuatro oleadas en el seno del grupo, en las fechas 8 de febrero, 6 de marzo, 3 de abril y 1 de mayo de 2024. Los datos cuantitativos obtenidos fueron sometidos a un sencillo análisis descriptivo de porcentajes.
c) Muestra
Finalmente, se configuro una muestra compuesta por 107 participantes. La abrumadora mayoría fueron varones (94%) en edades comprendidas entre los 51-60 años (34%), seguidos de 41-50 (20%) y 61-70 (19%). La gran mayoría conviven en el hogar con más personas (2,7 de promedio) mayoritariamente 4 personas (34%), 2 personas (25%), o 3 personas (24%). Ante la pregunta de con quién conviven, entre las respuestas recibidas el grupo mayoritario lo hace con la pareja e hijos (44%), o solamente con la pareja (37%). El nivel de estudios era superior en el 67% de las respuestas, seguido de medios en el 27% y básicos en el 6% restante. Respecto al nivel económico, el 75% se declara en un nivel medio, el 20% modesto y el 5% alto. El 20% de las respuestas mostraron una antigüedad de 5 a 10 años coleccionando, seguida de 16 a 20 o menos de 5 (ambas con un 16%) u 11 a 15 (13%). La gran mayoría (69%) son coleccionistas pequeños con menos de 200 cámaras (hasta 25 el 19%, 26-50 el 16%, 51-100 el 13% y 101-200 19%) y solo un 2% supera las 1000. El nivel de inversión mayoritario es inferior a los 3.000 euros (56%) aunque un porcentaje de la muestra alcanza niveles de inversión superiores a los 250.000 euros (12%).
d) Resultados
Tras la revisión de la literatura que aparece referenciada en apartados anteriores de este artículo, las preguntas del cuestionario se centraron en: la manera en que se dispone la colección, si se coleccionan otras cosas, los problemas que la colección ha generado, las motivaciones del proceso de compra, el origen de la colección, el apoyo recibido y la motivación de todo el proceso. Vamos a presentar los principales resultados. La gran mayoría de las respuestas manifiestan que las colecciones se muestran de manera limpia y ordenada (41%), almacenadas de manera limpia y ordenada (29%), mostrada limpia pero desordenada (16%), almacenada limpia y desordenada (8%), mostrada sin limpiar y desordenada (3%) y con igual peso (1% en cada caso) mezclada mostrada y almacenada, almacenada sin limpiar ordenada y almacenada sin limpiar desordenada.
El 18% de las respuestas obtenidas manifestaron coleccionar únicamente cámaras, pero el 82% restante coleccionaban además otras cosas, (5 colecciones el 20%, 3 el 18%, 4 el 14% y 2 el 12% principalmente). Se configuró una nube de tags con los términos de aquellas cosas que se coleccionaban y el resultado se presenta la figura 5.
Figura 5 Nube de palabras con ¿Qué otras cosas coleccionas?
La mayoría de los participantes (52%) manifiestan que coleccionar no les ha generado ningún problema. Sin embargo, la otra mitad de la muestra sí manifiesta que hayan tenido problemas derivados del coleccionismo ya sea de espacio en casa (30%) de pareja o familia (7%), de angustia o ansiedad personal (5%) y con un peso similar (3%) de espacio en el trabajo o económico.
Al preguntar por el proceso de adquisición de cámaras para la colección, el porcentaje mayoritario de respuestas (77%) manifiesta hacerlo de manera reflexiva, comprando selectivamente aquello que más gusta o interesa, pero ponderando el gasto. Solo un 12% manifiesta hacerlo por impulso, un 10% como inversión, y un 1% pensando en cómo complementar la colección.
El origen de las colecciones es principalmente la posesión de un equipo fotográfico de cámaras analógicas (39%) aunque algunos empezaron comprando directamente (25%) o se habían encontrado con cámaras heredadas familiares (24%), les habían regalado cámaras y empezaron a comprar (9%) heredaron pero nunca compraron (2%) o se las regalaron pero no han comprado (1%).
Tanto en el inicio de la colección como en el mantenimiento de la misma, no parece haber ningún apoyo sustancial determinado (58%), pero cuando se manifiesta, este es principalmente la pareja (26%), los amigos (12%), la familia (2%) y con igual peso (1%) los padres o los hijos.
Finalmente, al cuestionar sobre las motivaciones, se tipificaron 6 posibles motivos que exponemos ordenadamente por peso. El primero (con 34% de respuestas y mayoritario) la consecución de objetivos a través del coleccionismo, es decir, encontrar placer en planificar objetivos (identificar los artículos deseados para coleccionar) y “rumiar” la adquisición y posesión de estos artículos. La meta alcanzada aumenta la autoestima. El segundo (con 31% de respuestas y en segunda posición) los recuerdos sociales y personales, para la preservación e inducción de recuerdos, ya que los objetos de colección pueden representar símbolos tangibles del pasado a nivel social y personal. El tercero (con 20% de respuestas y en tercera posición) el legado, pues a los coleccionistas les motiva dejar un legado de objetos y recuerdos. El cuarto (con 8% de respuestas) el valor económico, como valor financiero cuantificable de los objetos de colección. El quinto (con 4% de respuestas) la pertenencia social, como medio para conectarse socialmente y formar parte de una comunidad de coleccionistas. El sexto y último (con 3% de respuestas) la cooperación y la competición, ya que las comunidades de coleccionistas cooperan en gran medida para facilitar las adquisiciones. Sin embargo, la literatura también señala una tensión y la competitividad dentro de la comunidad coleccionista. La “caza” competitiva para adquirir objetos es quizá la parte más atractiva del proceso de coleccionismo.
7. Discusión y conclusiones
Los coleccionistas de cámaras de fotos antiguas que participan en el grupo de Faceboook son una muestra muy concreta del amplio mundo del coleccionismo, no debiendo entender que las conclusiones que podemos obtener de nuestro sencillo estudio descriptivo sean generalizables, pero si nos orientan en algunos aspectos.
Si la frontera entre el coleccionismo normativo y la acumulación se delimita entre otros factores en torno al orden y la limpieza (Fernández de la Cruz et al., 2013) los coleccionistas participantes en nuestro estudio muestran sus colecciones principalmente de manera limpia y ordenada (41%) o las tienen almacenadas de igual manera (29%).
Igualmente, las relaciones deterioradas y los problemas sociales, como afectación por consecuencia de coleccionar o acumular, son un indicador (Nordsletten et al., 2013; Nordsletten y Mataix-Cols, 2012). A este respecto, los participantes en nuestro estudio conviven en hogares con más personas (2,7 como promedio) principalmente 4 personas (34%) 2 personas (25%) o 3 (24%) que suelen ser su pareja e hijos (44%) o solamente pareja (37%). Esto puede indicar la inexistencia de problemas de convivencia significativos.
Sabemos que los acumuladores pueden centrar su atención en todo tipo de objetos (Mogan et al., 2012) y esta característica se comparte con los coleccionistas de cámaras que en un 82% de los participantes, son dados a coleccionar otras cosas con un conjunto variado de opciones en sus otras colecciones.
También conocemos que otro elemento distintivo en esa tenue frontera se establece en la presencia o ausencia de problemas derivados de la colección o de la acumulación, como ocurre en los coleccionistas extremos (Nordsletten y Mataix-Cols, 2012). Los coleccionistas de cámaras antiguas en general no indican problemas de ningún tipo derivados de su afición (52%) pero cuando aparece algún tipo de problema, normalmente es de gestión del espacio en la casa (30%), fenómeno que se produce cuando las colecciones crecen. Este fenómeno es inevitable, si las colecciones progresan, pero ese progreso enriquece la colección y mantiene esa dinámica de transformación de productos de consumo dándoles un valor al clasificarlos y ordenarlos (Kilroy-Marac, 2018).
Existen patrones compra aberrante, que se relacionan con el coleccionismo compulsivo y bordean la acumulación (Harnish y Roster, 2019), pero los participantes en nuestro estudio aparecen como un grupo en el que la adquisición de nuevos ítems se produce normalmente de manera reflexiva (77%) o por inversión (10%) aunque un porcentaje importante (12%) si manifiesta comprar por impulso y sin pensar en el gasto.
Los procesos que guían el coleccionismo normativo conllevan diferentes tipos de motivaciones en diferentes etapas de la colección (Dillon, 2019; Johnson Jorgensen et al., 2023; Lee et al., 2022; McIntosh & Schmeichel, 2004; Sotelo-Duarte, 2022). Los coleccionistas de cámaras antiguas participantes en nuestro estudio señalan que el origen de sus colecciones se establece principalmente en su propia historia con la fotografía, pues disponían ya de cámaras analógicas (39%) o estas fueron herencia familiar (24%), aunque algunos directamente entraron a este mundo comprando (25%). En ese proceso coleccionista, la principal motivación es la consecución de objetivos y metas personales a la vez que la preservación de recuerdos (31%) o de un legado (20%), sin que la pertenencia a una comunidad o la cooperación y la competición sean motivos importantes. En este proceso, tanto su inicio como en su mantenimiento, los coleccionistas participantes no señalan ningún apoyo específico como fundamental, más haya de su propia voluntad, pero cuando lo indican, este es principalmente la pareja.
Finalmente, señalar que una sociedad en lucha constante por la igualdad, el coleccionismo de cámaras de fotos antiguas, en base a la información obtenida de nuestro estudio, es un fenómeno ligado de manera abrumadora a los varones (94%), de edad media (el 41% se sitúa entre los 41 y 60 años), con niveles de estudio principalmente superiores (67%) y un nivel económico medio (75%). Parece pues que el coleccionismo sigue ligado a una cierta élite cultural de varones con economía desahogada. Si queremos que la sociedad participe de un consumo ético (Kilroy-Marac, 2018) y que por medio del coleccionismo transformemos, preservemos y aportemos valor, el coleccionismo ha de abrirse y democratizarse. Coleccionar, al menos para el autor de este artículo, es una experiencia placentera, motivadora y compartida y el deseo es que pueda extenderse. Consideramos que hay espacio para todos, con posibilidades ajustadas a cada uno.
8. Limitaciones fortalezas
El presente estudio es una sencilla aproximación descriptiva porcentual con una muestra limitada. Además, puede tener el sesgo de quienes coleccionan cámaras de fotos antiguas y no otras cosas. Sin embargo, parte de un conjunto de coleccionistas importante, y la muestra se distribuye en 16 países, con una cierta heterogeneidad, excepto en el género. Las conclusiones reflejan en su mayoría aspectos ya señalados por la literatura, si bien aportan algunas peculiaridades interesantes.
9. Reconocimientos
El autor quiere dedicar este trabajo a la memoria de Javier Ortiz Rueda, miembro fundador del grupo Coleccionar Cámaras Antiguas, coleccionista y aficionado a la fotografía de naturaleza. Participó activamente en el grupo hasta que nos dejó.
10. Conflicto de intereses
El autor declara no tener conflicto alguno de intereses respecto a este trabajo.
11. Referencias
American Psychological Association [APA]. (2013). Diagnostic and Statistical Manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi. Books.9780890425596
Anderson, S. W., Damasio, H. y Damasio, A. R. (2005) A neural basis for collecting behaviour in humans. Brain, 128, pp. 201-212. https://doi.org/10.1093/brain/awh329
Dillon, A. (2019). Collecting as Routine Human Behavior: Personal Identity and Control in the Material and Digital World. Information & culture, 54(3), 255-280. https://doi.org/10.7560/IC54301
Fernández de la Cruz, L., Nordsletten, A. E., Billotti, D., & Mataix-Cols, D. (2013). Photograph-Aided Assessment of Clutter in Hoarding Disorder: Is a Picture Worth a Thousand Words? Depression and anxiety, 30(1), 61-66. https://doi.org/10.1002/da.21989
Harnish, R. J., & Roster, C. A. (2019). The tripartite model of aberrant purchasing: A theory to explain the maladaptive pursuit of consumption. Psychology & marketing, 36(5), 417-430. https://doi.org/10.1002/mar.21159
Johnson Jorgensen, J.,Sorensen, K., & Spilinek, M. (2023). Motivations to Collect: How Consumers Are Socialized to Build Product Collections. Social sciences-basel, 12(12), 671. https://doi.org/10.3390/socsci12120671
Kilroy-Marac, K. (2018). An order of distinction (or, how to tell a collection from a hoard). Journal of material culture, 23(1), 20-38. https://doi.org/10.1177/1359183517729428
Lee, C., Brennan, S., & Wyllie, J. (2022). Consumer collecting behaviour: A systematic review and future research agenda. International journal of consumer studies, 46(5), 2020-2040. https://doi.org/10.1111/ijcs.12770
McIntosh, W.D. and Schmeichel, B. (2004), “Collectors and collecting: a social psychological perspective”. leisure sciences, vol. 26 no. 1, pp. 85-97, https://doi.org/10.1080/01490400490272639
Mogan, C., Kyrios, M., Schweitzer, I., Yap, K., & Moulding, R. (2012). Phenomenology of hoarding-What is hoarded by individuals with hoarding disorder? Journal of obsessive-compulsive and related disorders, 1(4), 306-311. https://doi.org/10.1016/j.jocrd.2012.08.002
Nordsletten, A. E., Fernandez de la Cruz, L., Billotti, D., & Mataix-Cols, D. (2013). Finders keepers: The features differentiating hoarding disorder from normative collecting. Comprehensive psychiatry, 54(3), 229-237. https://doi.org/10.1016/j.comppsych.2012.07.063
Nordsletten, A. y Mataix-Cols, D. (2012) Hoarding versus collecting: Where does pathology diverge from play? Clinical psychology review, 32, pp. 165-176. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2011.12.003
Oliva, E. (2012) Conductas de acumulación. Revista argentina de clínica neuropsiquiátrica, 17 (4), pp. 293-301. https://www.alcmeon.com.ar/17/68/02_oliva.pdf
Pertusa, A., Gaston, R. L., & Choudry, A. (2019). Hoarding revisited: There is light at the end of the living room. Bjpsych advances, 25(1), 26-36. https://doi.org/10.1192/bja.2018.39
Reyero, C. (2021) La sátira del coleccionista y del anticuario, en B. Bassegoda e I. Domenech, mercat de l’art, col·leccionisme i museus 2021, pp. 165-193. Sitges: Universitat Autònoma de Barcelona. Servei de Publicacions. https://ddd.uab.cat/record/264858
Sotelo-Duarte, M. (2022). Collecting nostalgic pieces of plastic: The journey of toy collectors and the effects of nostalgia. Qualitative market research, 25(2), 319-336. https://doi.org/10.1108/QMR-07-2021-0090








Los contenidos de esta web están sujetos a una licencia