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Asociación Progresista de Estudiantes Renovadores
 
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Historia

ASPER, TREINTA AÑOS TRABAJANDO POR LOS DERECHOS ESTUDIANTILES Y LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

“Son casi las ocho y media de una tarde de marzo. Del despacho número trece del Bartolo o, como se indicaba en los folios de la asociación, del ACMU San Bartolomé (plaza de Fray Luis de León), entraban y salían estudiantes de todos los cursos, de todas las carreras, de todas las edades. A las ocho y diez, para empezar a y media aunque nadie nunca lo hubiera dicho, la Comisión Coordinadora había convocado la asamblea de la asociación. Los más antiguos, Agustín, Antonio, Fermín, José Luis y Juan, brillantes claustrales del «estatuyente», ultiman los documentos de trabajo y comentan con los «nuevos veteranos» la gran cantidad de recientes incorporaciones: ¡ya no cabemos en ninguna de las aulas de abajo! Por fin las teclas de la ruidosa máquina de escribir paran. Aquella máquina, que es observada con admiración por todos los que entran en el despacho, volvía a ser nueva. Seguro que fue adquirida por la Universidad cuando los que ahora acarician sus teclas tenían ocho o diez años, pero del oscuro almacén-purgatorio había salido con polvo y casi sin cinta a escribir las páginas cotidianas de la reforma universitaria de los ochenta.

En 1985 los estudiantes más conscientes de la importancia de la reforma universitaria diseñada e iniciada por la Ley Orgánica 11/1983, la LRU, deciden organizarse mediante asociaciones de estudiantes con un fuerte carácter reivindicativo y con vocación de permanencia. La Asociación Progresista de Estudiantes Renovadores (ASPER), que finaliza todos los trámites para su constitución en 1986, responde al modelo descrito y con su extraordinaria actividad consigue que la participación estudiantil sea clave para la reforma en la Universidad de Salamanca. Entre los textos publicados en este sentido por la Comisión Coordinadora con motivo del quinto aniversario de la asociación (1991) se encuentra el que a continuación se reproduce:
«En 1986 apareció formalmente la Asociación Progresista de Estudiantes Renovadores (ASPER). Fue así como un grupo de estudiantes progresistas decidieron apostar por un modelo asociativo como sistema de representación estable, permanente y, por ello, eficaz. Conseguir crear una asociación no es fácil, pero su esfuerzo e ilusión han hecho posible lo que para ellos era sólo un proyecto, más aún, un sueño.
ASPER desde entonces ha trabajado con fuerza por la Universidad, por los estudiantes. Ha tenido que emplear sus energías no sólo para construir, sino también para vencer los obstáculos que interponen aquellos que rechazan toda posible organización de los estudiantes, sobre todo si ésta es representativa y marcadamente reivindicativa. Entre estos obstáculos destaca, por su especial repercusión en la opinión pública, la propuesta de ilegalización de ASPER que aprobó una asamblea de profesores en noviembre de 1987, acusando a nuestra asociación de ir contra el ordenamiento jurídico por defender la evaluación del profesorado.
Estos cinco años de trabajo por la Universidad, de defensa de los derechos e intereses propios de los estudiantes, de construcción, realce y fortalecimiento de la representación estudiantil, suponen, además, una nueva forma de entender la actividad de los estudiantes: protagonismo académico y participativo, sin complejos, consciente de su capacidad y de su fuerza.
Hemos querido dedicar las actividades organizadas para la celebración de este quinto aniversario, como homenaje permanente y siempre incompleto, a nuestro Rafa Sierra, cuyo recuerdo lleno de fuerza y cariño impulsa el funcionamiento de ASPER.»

La asamblea ha iniciado en la antigua capilla del Bartolo, ahora aula B no sé cuántos. Un estudiante de primero de Medicina pide la palabra. Pertenece al grupo de los «nuevos veteranos», es decir, de los que decidimos asociarnos muy poco después de la fundación de la asociación. Agustín lo presenta al resto de la asamblea y comenta que aquella mañana había participado en un duro debate en su Facultad. Pronto todos comprobamos con seguridad que el debate había sido duro pero únicamente para sus adversarios. ¡Qué orador! Pocos meses después aquel estudiante, mi querido amigo Rafael J. Sierra Prieto, ya cursando Filología, será conocido y reconocido por la comunidad universitaria por sus brillantes intervenciones en el Claustro y por su amor a la Universidad. En noviembre de 1989 un accidente de tráfico nos dejó sin él… Dos años después también murió en un accidente de tráfico Carlos Godoy, destacado dirigente de ASPER en su etapa fundacional, al que la Universidad le rindió homenaje en un acto académico celebrado en el aula Unamuno, presidido por el vicerrector Francisco Navarro y coorganizado por la Comisión de Doctorado y la Facultad de Farmacia”.

“La Junta de Gobierno concedió a Rafa Sierra la Medalla de la Universidad, en su sesión de 27 de febrero de 1990, «como reconocimiento institucional de la Universidad de Salamanca a su desinteresada y meritoria actividad en el desarrollo institucional de la representación de los alumnos en los órganos colegiados de la Universidad de Salamanca, previstos por la Ley de Reforma Universitaria y los Estatutos de la Universidad, contribuyendo al desarrollo de la representación de los alumnos universitarios en las Universidades del Estado mediante su activa participación en el Consejo de la Juventud de Salamanca, en la formación de las Federaciones de estudiantes universitarios, y mediante su activa contribución a la vertebración de la Universidad de Salamanca y de las Universidades españolas con las Universidades europeas y, de modo muy especial, con las Universidades iberoamericanas (…)». La Medalla fue entregada a su padre por el rector Julio Fermoso en un acto solemne celebrado en el Paraninfo el 28 de enero de 1991”.

“Seis estudiantes, cinco chicos y una chica, Ángela, se dirigen por la calle Serranos a la plaza de San Isidro. Uno de ellos, con largas patillas, Fermín, mira a la izquierda y se pregunta si alguna vez la Facultad de Geografía e Historia contará con un nuevo edificio. Los seis están cansados. La campaña electoral, la primera campaña electoral de ASPER, ha finalizado. También ha concluido la última reunión de la Comisión Coordinadora antes de que se abran los colegios. Ya está todo preparado para la jornada electoral. ¡Cuánto trabajo! Mañana, 7 de mayo de 1986, se podrá saber si el modelo de representación y el programa presentados por esta nueva asociación encuentran el necesario respaldo de los estudiantes de la Universidad de Salamanca. Eran aquellas las primeras elecciones a Claustro Universitario que se celebraban con unos Estatutos aprobados tras la entrada en vigor de la Ley de Reforma Universitaria.

El 7 de mayo de 1986 puede considerarse en la actualidad una fecha clave para la representación de los estudiantes de la Universidad de Salamanca. El alto índice de participación y la amplia mayoría que obtiene ASPER dotan de un firme apoyo y de una indiscutible legitimación universitaria y social al entonces nuevo modelo de representación de los estudiantes, basado en las asociaciones y delegaciones de alumnos, y a una innovadora forma de desarrollar la misma en la práctica, dentro y fuera de los órganos de gobierno y de representación de la Universidad, e incluso dentro y fuera de la propia Universidad.

Se acude en aquellos momentos, sin duda, a una transformación histórica del significado y alcance de la participación de los estudiantes en la Universidad y se dota de contenido al interesante concepto de comunidad universitaria. ASPER había sido capaz de aglutinar los anhelos de democratización de la Universidad de una generación de estudiantes que, según señalaban los informes sociológicos de la época, “mayoritariamente se declaraban pragmáticos y muy preocupados por el empleo, con ideas de izquierda y con militancia en partidos muy reducida” (Cambio 16, Especial Universidad, 28 de octubre de 1986)”.

“Con todo, la consolidación del nuevo modelo de representación estudiantil se puede situar en 1988. El curso 1987-1988 estuvo presidido por las protestas generalizadas de los estudiantes contra el sistema y el marco normativo aprobados para la reforma de los planes de estudios. La inasistencia a clase, las asambleas y las manifestaciones caracterizaron un curso difícil en el que se puso a prueba una vez más a las asociaciones de estudiantes y de manera muy especial, como es lógico por lo dicho, a ASPER. Los defensores de las asambleas como único cauce de representación eficaz y democrático de los estudiantes intentaron privar de legitimación a ASPER y al modelo de representación que esta asociación simbolizaba en la Universidad de Salamanca. La superación por ASPER de esta prueba, gracias al acertado desarrollo de los acuerdos alcanzados en su importantísimo Primer Congreso (diciembre de 1986), y el éxito en su empeño por iniciar la reforma de los Estatutos de la Universidad, logrando el respaldo a su propuesta de más de un tercio de los claustrales, que culminaría con la aprobación de los actualmente vigentes en febrero de 1988, conducen a la consolidación de un modelo que con las lógicas adaptaciones es el que actualmente funciona en la Universidad de Salamanca”.

“Ha de destacarse, por otro lado, la gran capacidad creativa e innovadora de ASPER, plasmada en los interesantes proyectos que en numerosas ocasiones protagonizaron los debates de los órganos de gobierno y representación de la Universidad, así como en la variada programación de actos, ciclos de conferencias y otras actividades y en sus publicaciones, entre las que se halla, por supuesto, la inolvidable Revista Asperina (1986-1990). Sobresale, asimismo, la extensión de su acción reivindicativa al sistema universitario en su conjunto, participando en confederaciones de ámbito estatal (Estudiantes Progresistas), y a la sociedad (Comisión de participación ciudadana, Consejo de la Juventud, etc.). Son mis últimas palabras de agradecimiento a todas aquellas personas que han formado y forman parte de ASPER, asociación a la que por lo expuesto y por otras muchas razones le ha correspondido un lugar destacado en la historia reciente de la Universidad de Salamanca. Sin duda la reforma universitaria de los ochenta encontró en ASPER uno de sus principales promotores”.

Estos textos fueron escritos por Enrique Cabero, uno de aquellos estudiantes que crearon ASPER y actual presidente de honor de la asociación, en 1996. Resultan ahora, veinte años después, y él mismo así lo afirma, un buen resumen de lo que supuso la fundación de ASPER y su consolidación. La Universidad de Salamanca se situó a la vanguardia de la democratización de la universidad pública, de la consecución de una universidad de calidad en la docencia, la investigación, los servicios de asistencia y el reconocimiento y la garantía de la igualdad efectiva y, en fin, de todos los derechos de los miembros de la comunidad universitaria. ASPER contribuyó decisivamente en ese impulso institucional y quiere seguir haciéndolo, sobre todo en estos momentos difíciles que atraviesa la universidad española, para lograr que el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca constituya una nueva oportunidad para el progreso.

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