Los drones, son habitualmente conocidos por su uso militar, sin embargo también es posible su aplicación para otras actividades menos dañinas.De hecho su uso es común ya en actividades de inspección de infraestructuras y en cartografía.
Actualmente, los márgenes con los que cuenta la agricultura extensiva de cultivos herbáceos son extremadamente bajos, siendo el uso de productos químicos para el incremento de la producción uno de los mayores factores de coste.Por tanto, contar con información que nos permita una aplicación más racional de dicho coste puede contribuir radicalmente al incremento de rentabilidad en nuestras explotaciones al mismo tiempo que a reducir el impacto medioambiental.
Un proyecto del CSIC , llevado a cabo por un equipo dirigido por Francisca López-Granados ha desarrollado recientemente el hardware que implementado en estos vehículos aéreos no tripulados, permite captar el detalle del terreno, y el software que mediante diversos algoritmos permite detectar las malas hierbas.
El éxito del proyecto ha sido notable. Sin embargo ahora la cuestión reside en determinar si el coste de la implantación práctica de esta tecnología será menor que los beneficios esperados de ella.
Las futuras investigaciones deberían dirigirse hacia la posibilidad de detección de zonas del terreno con carencia de nutrientes y tampoco podemos evitar mencionar la necesidad de desarrollar bases de datos capaces de almacenar dicha información.
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