Escucha mejor las señales del cuerpo

En cuestiones de salud lo más importante es la prevención

 

Hay dolencias a las que no les prestamos la atención que merecen. Quizás porque los síntomas no son tan dolorosos o molestos como en otras partes del cuerpo, pero ahí están igualmente. Es el caso de la falta de vista o la pérdida de audición.

 

Hemos de perder las reticencias a llevar gafas, audífonos, etc. Además, cada vez se hacen con diseños más discretos y elegantes, como es el caso de los audífonos de Claso y sobre todo, porque lo que empieza con unos leves síntomas, si no se ataja a tiempo puede derivar en mayores complicaciones. Son muchas más personas de las que creemos las que utilizan audífonos en su vida diaria, pero en muchos casos son tan discretos que ni nos damos cuenta.

 

Qué nos hace perder la capacidad auditiva

Puede tratarse simplemente de los efectos de la edad, pero también es cierto que en lugares como las ciudades estamos cada vez más expuestos a unos niveles de ruido que afectan irremediablemente a la salud. También se puede deber a los efectos del agua o de alguna infección mal tratada. Por eso es importante dejarse revisar y aconsejar por profesionales en estas patologías.

 

Escuchar bien proporciona calidad de vida. Cuando una persona no oye bien puede tener dificultades sensoriales (como pérdida de la orientación) e incluso de comprensión. Por eso no está de más acercarse a un centro auditivo, para que un técnico especialista nos realice un chequeo. Es tan necesario hacerse una evaluación auditiva (para la cual no importa la edad), como revisarse la vista o acudir al dentista.

 

No hay que dejarse llevar por estereotipos. Los audífonos también son para los jóvenes y se deben usar desde que se detectan las primeras pérdidas de calidad auditiva. La mayor parte de las soluciones implican utilizar algún elemento externo que resulta más o menos visible, y eso provoca rechazo en algunos individuos. Aquí se ha de hacer un esfuerzo general por que la población no se sienta estigmatizada, y la única forma es a través de una educación e integración de las personas que tienen trastornos auditivos u otros similares.

 

Usamos a diario auriculares para escuchar música o ver la televisión, para hablar por teléfono, o necesitamos elevar el volumen para poder escuchar bien por el exceso de ruido que nos encontramos en muchos espacios, tanto abiertos como cerrados. La Organización Mundial de la Salud recomienda mantener el volumen de los auriculares bajo y limitar su tiempo de uso. El oído humano no debería recibir más de 65 decibelios, y sin embargo los auriculares y el ruido de las ciudades pueden llegar a superar los 100 decibelios.

 

Todo siempre con moderación

Los excesos no son buenos, y los de ruido menos aún. Los auriculares, que usan sobre todo los más jóvenes, pueden hacer mucho más daño del que somos conscientes a día de hoy. Y en el otro lado, entre las personas de más avanzada edad, la falta de audición crea un aislamiento que les puede llevar a intensificar la sensación de soledad al ser una población especialmente sensible en este sentido. En muchas conversaciones cuando una persona no escucha bien, sonríe y disimula, como una reacción para evitar esa ‘realidad’ con la que convive diariamente.

 

La pérdida auditiva se puede tratar siempre, a cualquier edad, y en la actualidad hay múltiples opciones. Subir el volumen de la radio o la televisión, acercarse a las personas para escuchar mejor o escuchar una especie de zumbido que no existe, son acciones muy sintomáticas de que quizás algo falla y es mejor acudir a un centro auditivo para cerciorarse.

 

 

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