El corazón del Cid

15/04/20, 8:06

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Siempre me ha parecido que el momento más emotivo del Poema de Mio Cid es el reclamo de Rodrigo ante el rey Alfonso por la violencia que los infantes de Carrión hicieron a sus hijas tras desposarlas. Actualizo (espero que bien) el castellano antiguo:

¿Por qué me desgarrasteis las telas del corazón?
A la salida de Valencia a mis hijas os di yo
Con muy grande honra y bienes a su nombre.
Y si no las queríais, ¡ya perros traidores!,
¿por qué sacasteis de Valencia sus honores?,
¿por qué las heristeis con cinchas y espolones?
Solas las dejasteis en el robledo de Corpes
a las bestias fieras y las aves del monte.
¡Por lo que habeis hecho, menos valeis vosotros!… (vv. 3260-3268)

No es el único episodio emotivo de la obra. En el primer verso, el Cid llora “fuertemente” pues ha sido desterrado y nadie debe recibirlo o “perderemos los ojos de las caras” (lo dice la niña de nueve años que Ezra Pound habrá de recoger en su canto III). Cuando se separa de Jimena y sus hijas, se aparta “como la uña de la carne” (nos lo dice el narrador). El dolor interno se figura como violencia física, porque, en su ámbito guerrero, el poema se sirve de lo que tiene a la mano, aunque con mucho arte.

Pero el fragmento en discusión es superior en intensidad. Es el clímax de un discurso judicial escalonado: primero, reclama por sus espadas; luego, por su dinero; y al final por sus hijas. Del exterior al interior: el Cid se ha analizado como ser social, económico y como hombre que siente. Es la primera vez que Rodrigo muestra sentimientos tan íntimos en boca propia. Se permite un ataque de ira en la corte y una declaración de debilidad (le han herido el corazón). Él antes tan lacónico en su estilo, medido en sus gestos: ahora tan desbordado (y acumulativo) en su hablar.

Esto nos descubre lo que a veces olvidan los comentaristas, cuando dicen que el asunto del poema es simple. Lo es en cuanto a la trama, lineal y estrecha si se compara con la Odisea. Pero Rodrigo, como personaje, es una construcción compleja, porque evoluciona. El reclamo del Cid, además, nos hace ver el carácter artístico de esa evolución. Es el punto climático de todo el argumento de la obra, pues en él se transparenta el cambio de más de una dimensión del personaje. Nos pinta a un Cid con una subjetividad más rica. Y las mismas palabras traslucen su nueva posición social: un infanzón cuestiona, a gritos, el honor de dos miembros de la sangre más rancia; cuando el tema de la obra es, justamente, la nobleza ganada por las acciones propias. La evolución del héroe es un elemento del que carece Homero, sus héroes son de dibujo invariable y ello asegura la unidad estructural de sus narraciones.

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