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Creación artística - Facultad B.B.A.A.
 

YO, PIEL

    Este proyecto se estructura a partir de la frase de Paul Valéry “Lo más profundo del ser humano es la piel”.
    La vida transcurre mediante acontecimientos que no ocurren ni crecen sino por los bordes, sobre los bordes. Se incita a una reflexión bastante estoica sobre la vida. Una visión conformista desde el egoísmo y el individualismo. Donde el ser humano debe aceptar su destino. Por lo tanto se convierte en un ser individual que vive una vida en la superficie. Sin no cierto sentido utópico.
    La piel es el órgano más superficial que tenemos, es la envoltura de conexión, la finalidad del proyecto es mostrar la piel como símbolo de que somos seres superficiales, en cuanto a que nuestra única manera de relacionarnos es mediante la piel.
    Se habla de un yo-piel como relación entre el cuerpo (interno) y la piel (externa) y con funciones protectoras, de intercambio, o recipiente de inscripción de los primeros rasgos.
    Conociendo el yo-piel, reflexionamos sobre el ser humano a través de la piel. Es otra manera de reflexionar sobre la identidad humana. Para llegar a este concepto de identidad, he dividido el proyecto en dos partes, la primera que habla sobre los límites de la piel, donde la piel es cuerpo, es carne; y la segunda donde la piel se muestra como objeto y como pantalla, la piel fuera del cuerpo. Son dos contextos de identidad diferentes, cuando la piel forma parte de cuerpo y cuando la piel se extrae de él.
    Quizá en la primera sea más complicado identificar el concepto de superficie. La primera parte, está compuesta de fotografías, que sirven como foto-documentos, como antesala de lo que se va a ver después, donde se juega con la frase de lo más profundo es la piel en un sentido casi literal. Las fotografías presentan cuerpos aparentemente desnudos, son bastante confusas, y el concepto de piel se nos hace cada vez más difícil. La piel se muestra bastante encerrada, marcando sus límites de una manera bastante evidente. Todavía seguimos asociando el cuerpo, y la persona.

    En la segunda parte o segunda sala, la piel ya no pertenece a un cuerpo vivo, sino que se muestra fuera de sus límites, en la sala se despliegan varios cortinajes hechos de tiras de piel (tripas); hay dos proyectores enfrentados, uno en cada extremo de la sala, donde se proyectan todas las fotos de la sala anterior. Parece que se está proyectando cada foto en su piel correspondiente, sin embargo, al ser transparente la piel que actúa de pantalla, traspasa a la siguiente, y a la siguiente, igual sucede por el lado contrario, hasta que las imágenes llegan a confundirse lo suficiente como para no saber a dónde asociarlas.
    Vuelvo a remarcar que somos seres superficiales, el hombre es un receptáculo de marcas y huellas, y, por lo tanto, tiene por necesidad dejar huellas.
    La piel es nuestro órgano más grande y más exterior, por lo tanto, es el que mayor capacidad de recuerdos acumulados tiene. En esta sala, la piel, que es objeto, aparece como tarjeta de presentación: Yo, Piel. De ahí el título del proyecto. Pues la piel nunca dejará de ser nuestra tarjeta de presentación, nuestra cara al mundo, la necesitamos para salir a la superficie, y debemos verla como la piel que es, no como una presencia.


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