Según los expertos, un adulto abusa de Internet cuando está conectado más de tres horas al día; en los adolescentes el límite es de dos horas. Pero para considerar que la persona tiene riesgo de adicción hay que considerar que se vulnere el sueño, se prefiera navegar a tener otro tipo de relaciones sociales y se piense en la red constantemente.
Todo el mundo conoce el gran poder de atracción que tienen hoy en día las redes sociales ya que además de ser un medio para la función publicitaria de las empresas, también lo es, e incluso en mayor medida, para la función publicitaria de las personas.
Son muchas las personas que encienden su ordenador en cuanto llegan a casa, antes incluso de haberse quitado el abrigo, o durante… y cuya página de inicio corresponde a alguna de estas redes sociales. Necesitan actualizar su perfil, tienen que contarle a todo el mundo que han aprobado ese examen que tanto tiempo han estado preparando y lo felices que se encuentran por ello. De paso te cuentan que esa noche saldrán a celebrarlo – te pueden facilitar hasta la información del sitio y hora dónde se reunirán con sus amigos -, y al día siguiente, para continuar, te contarán el dolor de cabeza tan insoportable con el que se han encontrado al despertarse; y por si aún así no te lo crees, te colgarán unas fotos a modo de prueba…
Esto debía ser probablemente lo que le pasaba a Dana Hanna. Este joven de Maryland se estaba casando, y en pleno altar, antes de que el cura declarase a la pareja marido y mujer, interrumpió la ceremonia para enviar un mensaje desde su móvil para cambiar su estado civil en Facebook. Sintió la necesidad antes de dar el “Si, quiero” de contarle a todos sus contactos lo que estaba “haciendo ahora”, comunicar online y en tiempo real que se estaba casando.
¿Es desubicado o estamos antes un cambio histórico en la forma de casarse? Otro cambio en el que Internet está presente…
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