¿Desconocimiento absoluto acerca del funcionamiento de la Universidad? No puedo pensar otra cosa tras leer el Real Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo.
No voy a entrar en el tema de la subida de tasas que -mucho me temo- puede conllevar el efecto contrario al buscado, pero sí me gustaría reflexionar brevemente sobre la carga que lleva a cabo contra el profesorado.
Según el RDLey, aquél que no cuente con un sexenio de investigación vivo deberá impartir 32 créditos ECTS en vez de los 24 previstos con anterioridad a la reforma, lo que obliga al profesor a dedicar únicamente a la docencia 422 horas por curso académico, olvidando que el profesor también tiene que investigar no sólo para publicar sino para mejorar la calidad de sus clases y con esta carga docente difícilmente va a poder hacerlo. Si a ello sumamos que la aplicación del Plan Bolonia, como tal, supone una mayor dedicación del profesor a la docencia, que la implantación del nuevo modelo de enseñanza universitaria se estaba realizando ya no a coste cero sino a coste negativo, y que esa cifra de 422 horas corre pareja a los créditos pero no al número de alumnos (número que, en algunos casos, se aleja bastante del recomendable para seguir los principios del Espacio de Educación Superior Europeo), nos encontramos con que una parte del profesorado quedará abocado a desempeñar únicamente una labor docente, y privado de la posibilidad de avanzar en su carrera investigadora. Por otro lado, planea la sombra acerca de que puedan existir otros intereses aparte de los puramente científicos para la concesión de los sexenios. Además, no tener un sexenio de investigación vivo no es sinónimo de “no investigar”. ¿Por qué no valorar si dirige o participa en algún proyecto de investigación, si dirige tesis doctorales, trabajos de Grado o trabajos fin de Máster, por ejemplo?
Sigue diciendo el RDLey que impartirán 16 créditos ECTS quienes se encuentren en alguna de las siguientes situaciones:
– Profesores Titulares de Universidad, Profesores Titulares de Escuelas Universitarias o Catedráticos de Escuela Universitaria con tres o más evaluaciones positivas consecutivas, habiéndose superado la más reciente en los últimos seis años.
– Catedráticos de Universidad con cuatro o más evaluaciones positivas consecutivas, habiéndose superado la más reciente seis años.
– Y, por último, quienes hayan superado favorablemente cinco evaluaciones. Pero… ¿quién tiene 5 sexenios? ¿Los que están a punto de jubilarse? Pues, en muchos casos, nisiquiera ellos.
Habla, pues, la nueva disposición de docencia e investigación, mas… ¿acaso no deben contar las tareas de gestión? Decanos, vicedecanos, directores de departamento, directores y coordinadores de Máster o de algún Título Propio, profesores que participan en órganos de la Administración para la gestión de la investigación como la ANECA, profesores que evalúan proyectos de investigación… Parece evidente que el tiempo que dedican a la gestión no puede invertirse en la investigación…
¿Y qué pasa con el PDI laboral? Nosotros no tenemos sexenios de investigación; sin embargo, sin descuidar nuestra labor docente, participamos en proyectos de investigación, contribuimos con nuestras ponencias y comunicaciones en Congresos, publicamos, realizamos tareas de gestión y nos sometemos cada dos por tres a una evaluación por parte de una Agencia llamada ANECA (en el ámbito estatal), ACSUCYL (en el marco de nuestra Comunidad Autónoma) para avanzar por la senda laboral universitaria en busca de nuestra estabilización, una estabilización que parece verse también obstaculizada por el Real Decreto-ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público. Iniciamos nuestra carrera universitaria con una beca de investigación, concursamos para una plaza de Ayudante, nos acreditamos para las figuras de Ayudante Doctor y Contratado Doctor tras someternos a la pertinente evaluación externa… y, cuando llega la hora de la verdad, vemos con impotencia que hemos hecho los deberes pero las tinieblas se ciernen sobre nosotros y escuchamos, atónitos, que el trabajo que desempeñamos es insuficiente. Sin duda, la carrera universitaria es una carrera de fondo; lo que no sé es si alguna vez estuvo tan plagada de obstáculos.
Hoy veo el Comunicado del Comité Permanente Ampliado de la CRUE y coincido con él en que , por este camino, el sistema universitario no va a mejorar sino todo lo contrario. Confío en que el Ministerio se abra al diálogo y rectifique.







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