“La creatividad es el poder de conectar lo aparentemente desconectado”
William Plomer
¿Cuántas veces hemos oído que la creatividad es fundamental?
Me atrevería a decir que hay suficientes TEDtalks sobre creatividad como para ponerlas en reproducción automática y no dejarían de sonar hasta el próximo siglo. Y pese a todo, parece que no hemos aprendido la lección. Nuestras escuelas e institutos siguen apostando por un modelo que lejos de potenciar la creatividad, la castiga. Los profesores siguen ridiculizando las respuestas de los alumnos cuando no es la que esperaban, las aulas siguen siendo un espacio cerrado donde el conocimiento termina entre sus cuatro paredes, y los alumnos siguen sin poder expresarse en la manera en la que se sienten más desarrollados. Por eso, en esta entrada quiero hablar del modelo de educación por asignaturas
La creatividad es la capacidad de conectar ideas. Cuanto más lejana sea la conexión entre esas ideas, mayor es el grado de creatividad. De manera que parece bastante razonable que para poder potenciar la creatividad, sea necesario romper con los límites de cada área. Estimular a los alumnos para que busquen relaciones de lo que aprenden fuera del aula, mientras desayunan, mientras hacen deporte, mientras juegan a videojuegos…
Una pregunta que podemos hacernos entonces es, ¿son necesarias las asignaturas? Para responderla recordemos brevemente el sentido que tiene en una sociedad la educación. ¿Acaso no es transmitir aquello que sabemos sobre el mundo a las nuevas generaciones? Entonces, si lo que estamos enseñando es cómo funciona el mundo… claro… ahora todo tiene sentido ¡El mundo está dividido en asignaturas! Ah… o espera… No lo está. Parece que nos hemos confundido. El mundo es diverso, continuo, interconectado, múltiple. ¿Acaso no hay historia de la humanidad, de la ciencia, de la literatura, del arte, de la biología…? ¿Acaso no hay física y matemáticas en el cuerpo humano, en la literatura, en la música, en el cine…? ¿Acaso no hay lenguaje en la economía, en la educación física, en la química…?
El otro día dándole clase de química y matemáticas a un alumno, le pregunté qué era lo que más le gustaba. Al chico le encantaba la calistenia, así que pensé cómo podría hacer para conseguir motivarle. Al final le pedí que calculase su centro de gravedad con trigonometría, su capacidad pulmonar con termodinámica y su gasto calórico con la química de la oxidación de glucosa. ¡Al chico se le abrieron los ojos como platos! “Yo pensaba que todo eso no servía para nada” me dijo. Y habría sido maravilloso poder hablarle de la etimología de la palabra calistenia, haberle enviado vídeos de algunos atletas que hablasen en inglés, explicarle cómo la filosofía está relacionada con los primeros juegos olímpicos de la antigua Grecia (donde la calistenia empezaba a aparecer como disciplina) o haberle enviado un remix Techno de Für Elise de Beethoven para que se lo pusiese como música de entrenamiento. Pero, ¿es posible hacer lo mismo en la escuela?
Algunas metodologías educativas ya han puesto en práctica estas ideas, incluso en escuelas públicas de España. Éste es el caso del instituto de Valladolid dirigido por Ana Hernández, quien nos explica en esta charla TED cómo ha tirado ella las paredes de sus aulas. En este instituto no hay asignaturas. ¡Te recomiendo que veas el vídeo con atención!
“Abramos las asignaturas, abramos las aulas, abramos las puertas y contémonos todo lo bueno que se hace dentro de ellas”
