Nuestras piedras

Por: Jennifer Solivan Robles

Anualmente cientos de personas visitan Europa. El año pasado la cifra de puertorriqueños que viajó a España se incrementó gracias a los vuelos directos de AirEuropa. Son muchos los que desean visitar el Viejo Mundo, y cuando vuelven son acribillados por un sinnúmero de preguntas: ¿Visitaste la Torre Eiffel? ¿Viste la Mona Lisa? ¿Estuviste en Roma? Y contestamos sí o no como si marcáramos las cosas realizadas de nuestro “bucket list”.

Un viaje a Europa consiste en visitar museos, monumentos y lugares históricos, los cuales han sido importantes para el devenir histórico de Occidente. Europa ha utilizado su patrimonio histórico como gancho turístico para atraer anualmente a miles de personas que van a visitar, en palabras de un amigo, “piedras”, piedras llenas de Historia que a través del turismo mueven la economía.

Es una pena que crucemos el Atlántico para apreciar las piedras del Viejo Continente y tengamos en el olvido y descuidadas las nuestras. Puerto Rico es el territorio más antiguo de todo Estados Unidos y por ende posee los monumentos más antiguos de toda la nación norteamericana.

Incluso nuestra Isla posee algunos de los monumentos más antiguos de toda América. Pese al valor histórico de nuestro patrimonio, el mismo no es tratado con la importancia que tiene. Ejemplo de ello son los actos negligentes contra la muralla del Viejo San Juan o la pobre gestión que se está realizando para preservar y aprovechar de manera positiva y efectiva la recién descubierta muralla del siglo XVIII en Puerta de Tierra.

Es hora de que el Gobierno y el pueblo de Puerto Rico valoren sus piedras, pues estas encierran nuestra historia y lo que somos. Descuidarlas es descuidarnos como puertorriqueños, enajenarnos y dejar en el olvido los más de 500 años de historia de nuestro país, de nuestra cultura.

Columna publicada en el periódico El Nuevo Día el 17 de marzo de 2015

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