El libro electrónico (nótese que no es lo mismo que un ordenador para leer libros) tiene todas las papeletas para desplazar al libro tradicional: es cómodo de leer, de transportar, respeta los derechos de propiedad intelectual, ocupa poco espacio en las viviendas, admite contenidos multimedia, permite conexiones a Internet… La duda es si este desplazamiento será más o menos intenso, pero no si se producirá. Las editoriales españolas toman posiciones, como publica hoy El País.
Un nuevo mercado
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