Las capacidades de un ser humano no pueden evaluarse sólo a partir de
sus aptitudes intelectuales innatas. La inteligencia se puede modelar
a partir de un desarrollo adecuado de las emociones.
Así, es indispensable para la vida y por ende para la educación tener
una visión más equilibrada del papel que juegan la emoción y la cognición
en la vida de las personas.
Por tanto, es imprescindible integrar las habilidades intrapersonales e
interpersonales de la inteligencia emocional como pilar fundamental de la educaión.

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