Con la década de los 80 como se venia cultivando en las dos décadas anteriores se abandonan las posturas prudentes y conservadas  y pasa el protagonismo a la desorganización de la estructura, excentricidades y la provocación en una mujer.

El aspecto de los años 80 consiste en efecto en un cóctel de colores, de motivos y de detalles: tintes fluos, pasteles, rayados  o lentejuelas iluminan las siluetas, mientras que se asiste a la explosión de los accesorios. Los pendientes y las pulseras plásticas invaden los looks  y se llevan preferentemente oversize y coloreados. Los vaqueros se llevan desgarrados. Grandes hombreras,  pantalones ajustados, chalecos, faldas rectas y minifaldas. Jugaban con las tallas y la dimensión de las prendas. Contrarrestaban partes inferiores ajustadas con camisetas y jersey amplios. Las mujeres se subían a zapatos de taco alto. Los peinados abundaban en rulos y flequillos con maquillajes muy recargado.La lencería tomo cada vez mayor importancia en la moda.

Había que estar en forma y mostrarse, por eso, el trabajo con el cuerpo era una aspiración a las líneas de las supermodelos que comenzaban a surgir marcando tendencias. Con esta tendencia  sport aparecen  los leggings, calentadores y la ropa de lycra.

Un claro ejemplo de esta nueva importancia al deporte que conllevo a un estilo propio de ropa fue  es la película “Flashdance”.

En Francia en esta década la moda ya no solo eran las telas con las que vestirnos sino que se empezó a ver como un arte y se exponían en museos y galerías.

Con este estilo lo que se buscaba era llamar la atención mientras que la discreción paso al olvido.

El personaje de la década fue Madonna, que marcó tendencia no sólo en música sino también en la moda de la    ropa. En ese momento aparecieron grandes top models como fuero Claudia Schiffer o  Naomi Campbell.