El Juzgado de Instrucción nº 51 de Madrid ha recibido a última hora de la mañana el informe policial sobre los hechos ocurridos la noche del pasado 31 de octubre en la fiesta de Halloween que se celebró en el Madrid Arena en la que fallecieron cuatro jóvenes por una avalancha humana, ha informado el TSJM en un comunicado.
Una vez que el juez instructor Eduardo López conozca el contenido del atestado tendrán lugar las declaraciones judiciales que se acuerden para esclarecer los hechos.
Por otra parte, el magistrado ha comunicado a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que debe mantenerse ‘sine die’ el precinto del recinto Madrid Arena hasta que lleve a cabo una inspección ocular del lugar, para la que aún no hay fecha.
Por otro lado, la Fiscalía de Madrid investigará si las irregularidades administrativas detectadas en la fiesta de Halloween podrían haber tenido incidencia en la muerte de las cuatro jóvenes con motivo de la avalancha que tuvo lugar en el interior de este recinto municipal por causas que aún se desconocen.
Los investigadores, en el marco de sus pesquisas, han estado visionando horas de grabación de las cámaras de seguridad, tanto del interior como del exterior del recinto ubicado en la Casa de Campo.
A partir de ese visionado, los investigadores se centran en analizar las causas que permitieron la entrada masiva de personas sin control en el momento en el que iba a comenzar la actuación central de la noche a cargo de DJ estadounidense Steven Aoki. A juicio de la Policía, esta fue la causa que generó la avalancha mortal en uno de los pasillos colindantes del Pabellón Madrid Arena.
INTERROGATORIOS POLICIALES
En los últimos días, el Grupo V de Homicidios ha llevado a cabo decenas de interrogatorios, según otras fuentes, que indican que se ha citado a todo el personal de seguridad contratado por la empresa organizadora, es decir, tanto los 38 vigilantes privados y como los 75 auxiliares que se encontraban en el recinto.
Además también han declarado asistentes a la macrofiesta e incluso familiares. Entre los testimonios recabados, estas fuentes destacan el de un joven que se encontraba en la pista central del pabellón y que relata que se movían “como olas” y que no era posible desplazarse de forma autónoma. Este tipo de revelaciones vendría a reforzar las sospechas de la Policía que apuntan a que se superó la capacidad de 10.600 personas de aforo permitido en el recinto.
De hecho, una de las primeras investigaciones que inició la Policía fue la de certificar el número total de entradas vendidas por lo que cuestionaba así el dato de los 9.650 tickets vendidos, según dijo la empresa organizadora del evento.
“La justicia nunca te podra devolver a la vida, pero creo que las familias podran descansar agusto, después de ver que por culpa de la avaricia y de la codicia de personas que solo pensaban en si mismas, no veran la sonrisa de cuatro niñas ”
Ultima hora sobre Madrid Arena
6/11/12, 21:17¿Una ciudad con discotecas o una discoteca ciudad?
6/11/12, 20:52
No es otra que la mitica IBIZA.
Las discotecas han conseguido hacerse con casi toda la isla, el ´casi´ porque quedan algunos rincones minoritarios remisos a venderse a la vorágine. Tanto es así que este mismo verano se han puesto levantiscas. Intuyo que pretenden que las autoridades dediquen la fuerza de unos policías a perseguir otros actos alegales que hacen la competencia directa a las discos. Hacen bien en defender sus intereses por encima de todo, pero han de entender que no toda la isla está dispuesta a ponerse a sus pies, por grandes los tengan. Se necesitan las fuerzas de seguridad para muchas cosas, no sólo para privilegiar a un sector, sea el que sea. Y en verano no habría suficientes policías aunque se multiplicaran por cinco.
A quienes nos gustan las discotecas, aceptamos su aportación al turismo lúdico, no a la cultura, como dijo cierto concejal. Las discotecas no tienen nada de cultura. Otra cosa es que nos guste este esnobismo ramplón de llamarle cultura a todo, para barnizar con palabras lo que los hechos no demuestran ni confieren.
Las discotecas, reducidas a su justo término, con horarios racionales, hacen su aportación al turismo de una isla que en sus dos terceras partes ha llegado con vuelos low cost y que puede pasarse dos y hasta tres noches sin dormir, gracias a la magia poco recomendable de las pastillas que envidiarían Obélix y Astérix. ¿Viene este tipo de turismo porque existen estas discotecas, pioneras en el mundo, o se han montado estas discotecas porque viene este tipo de turismo? Desde finales de los 60 existe una estrecho maridaje entre la juventud cosmopolita y las discotecas, que he visto nacer (todas) y desaparecer (algunas). No me refiero a las salas de fiestas, que es un estilo anterior.
Así que no podemos demonizar las discotecas, aunque en muchas ocasiones son causa de fuertes y prolongadas molestias. Pero sí que han de existir reglas muy claras para que todos puedan cumplirlas y perseguir estas fiestas salvajes que se improvisan en toda Ibiza con ánimo de lucro y que pueden ser causa de peligros diversos.
Pero yo no iría más allá. Las discotecas son unas privilegiadas y deben cuidar sus maneras, tanto si tratan con políticos, cuanto si se trata de ventilar asuntos de la competencia entre ellas. Apelo a su sentido común y a su sentido práctico. Por lo demás, no se quejen: lo tienen todo colonizado, contaminado, controlado. Entran en la promoción de las ferias, tienen las carreteras cosidas de horrorosas pancartas y paneles, llenan las publicaciones y las calles quedan repletas de molestas cartulinas y tickets. Hasta los más avezados cronistas caen en la trampa: «Todos somos conscientes de que la temporada turística empieza de verdad cuando abren las grandes discotecas (…)», escribía un importante periodista en ‘El órdago de las discotecas’, en este Diario, en pleno verano. No se equivoquen: la temporada no comienza cuando abren las discotecas, es al revés: las discotecas abren cuando comienza la temporada de verdad.
Con este tipo de turismo específico, las discotecas se llenarán y la isla, posiblemente, acabará en la atonía y muchos en la ruina. Es un caso curioso y paradójico de polarización del mercado. Uno diría que todo iba mejor cuando teníamos unas cuantas buenas discotecas para la isla, no la isla para media docena de discotecas.



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