El laboratorio de robótica de asistencia sanitaria de Georgia Tech y Willow Garage han colaborado con Henry Evans, que cuando tenía 40 años sufrió un infarto y se quedó tetrapléjico, para crear un robot que le ayude en las tareas diarias. Por el momento, Henry ha podido rascarse sin ayuda por primera vez en diez años.
Algo tan sencillo como rascarse puede parecer una nimiedad, pero para Henry ha sido un camino de más de 10 años. Gracias a una terapia intensiva, Henry consiguió recuperar la habilidad para mover parcialmente un dedo y la cabeza. Esto le permitió utilizar ordenadores.
Después de ver una entrevista con un profesor de Georgia Tech, Charlie Kemp, en la que hablaba de las investigaciones que estaban haciendo con el robot Garage PR2, de Willow Garage, Evans y su mujer se pusieron en contacto con ellos y, poco después, comenzaron a colaborar. Así nació el proyecto ‘Robots para la humanidad’.
Por el momento, están experimentando formas para que Evans pueda utilizar el robot PR2 como su ‘ayudante’. De esta forma, han conseguido que pueda rascarse sin ayuda de nadie por primera vez en diez años. Asimismo, consiguieron que se afeitase las mejillas o que depositase objetos en un cajón.
“Aunque este es sólo un primer paso, demuestra cómo la gente con severas discapacidades físicas podría utilizar robots personales para ganar independencia”, explica el blog de Willow Garage.
Para realizar las labores, Evans utiliza un rastreador que registra los movimientos de su cabeza para operar “una variedad de interfaces de usuario experimentales” que le permiten mover el cuerpo, la cabeza y las manos del robot. Y, según dicen, “esto es sólo el principio”.