Sistema de blogs Diarium
Universidad de Salamanca
"No estás sola"
Unidos contra la Violencia de Género
 
5

Testimonios

Testimonios de mujeres maltratadas.

 

Diversos testimonios.

 

Testimonio de Carmen.

Carmen es una mujer de 31 años. Se había casado muy felizmente con su novio de hacia 6 años y habían tenido un hijo. Cuando el niño tenía aún tres años, el marido murió en un accidente de tráfico y todo cambió. Toda la familia entró en un duelo por la pérdida y Carmen se vio sola ante una situación de difícil manejo. Parecía que todos lo sentían más que ella.

Un compañero de trabajo de su marido le mostró su ayuda y su apoyo y poco a poco fueron intimando más. Carmen se sentía culpable, puesto que en pocos días el compañero de trabajo usurpó el puesto de su marido. Ella se sentía sola y desvalida y depositó en él toda su confianza. Como suele pasar, las cosas al principio eran muy sencillas, hablaban de sus cosas, le confesaba sus problemas con su familia y la falta de tacto que habían tenido para con ella. Él se fue informando de todos sus puntos débiles y cada vez se acotaba más el cerco.

Los problemas familiares sirvieron para que él la apartara de su familia y así se vio aislada y sola. Él comenzó a planificar sus gastos y las compras en casa, empezó a poner pegas a todas sus decisiones, por pequeñas que estas fueran justificando que lo hacía para ayudarla y para que las cosas le salieran bien. El niño, aún pequeño, pedía mucha atención a su madre y a veces tenía malos comportamientos, los cuales eran criticados en exceso por él. Parecía que el niño tenía que ser el mejor de todos y sino no sería nadie en la vida. Esto era lo que a ella más le dolía. El miedo a estar sola y un duelo muy mal elaborado tras la muerte de su pareja la hicieron mantener la situación durante tres años. Comenzaron las críticas y desprecios directos a su persona, formas de actuar, de vestir, de relacionarse con los demás. Ella se ocultaba de él para ver a alguna amiga o para asistir a su psicólogo, (al cual comenzó a ir animada por una amiga) inventándose citas con médicos o similar. El acercamiento a su hermana una vez iniciada la terapia y aclarando algunos resquemores y resentimientos ayudaron a Carmen a volver a recuperar una parte de su familia y que sirvieron como aliados para separarse de esta persona que más tarde se supo que solo buscaba la herencia conseguida tras la muerte del marido (unas tierras y una casa en un pueblo).

Su baja autoestima y su necesidad de ser valorada por los demás hicieron a Carmen entrar en esta dinámica. No recibió maltrato físico, pero los insultos y críticas hicieron mella en su autoestima ya dañada por una infancia algo conflictiva. La pérdida de su marido al que todos valoraban y querían y que era su base más firme la hizo pensar que nada sería igual y que tendría que unirse al primero que se fijara en ella porque sino estaría sola. Por suerte buscó ayuda a tiempo y hoy por hoy se está recuperando y ampliando su círculo social.

3

Testimonio de Charlotte Fedders.

Charlotte Fedders aparentemente lo tenía todo: casada con un próspero y buen mozo  abogado, madre de cinco hijos saludables, casa con cinco dormitorios, socia de un  exclusivo club, etc. Pero detrás de esa fachada se escondía algo horrible: el abuso físico y  emocional al que su esposo la sometía a ella y a sus hijos. Durante 17 años aguantó en  silencio.

Finalmente, Charlotte se armó de fuerzas para abandonar a su abusivo marido, y ahora  es una campeona en la defensa de mujeres maltratadas. Ha publicado un libro titulado  “Shattered Dreams” y ha testificado ante el Congreso. Tiene como metas elevar la  conciencia sobre el problema y obtener reformas legislativas en el área de la violencia doméstica. Dice: “Quiero ayudar a que comprendan que ninguna persona tiene derecho de  aterrorizar a otra”. 

“Al principio era joven, él era buen tipo. Me consideraba bonita, inteligente y digna de ser  amada. El día de la boda caminamos felices por la nave central de la Iglesia: contamos con  la bendición de Dios para nuestra unión. Luego vinieron las palabras amenazadoras. Me hacía sentir, fea, bruta, indigna del  amor de Dios y de los humanos. Comencé a llorar todas las noches. Más tarde llegaron los golpes. Él me decía que me los merecía. Pensé que quizás él tendría razón. Yo recordaba que había prometido ser su esposa para siempre. Finalmente abrí los ojos y me llegó la liberación. El problema no era mío, sino de él. Una  mañana de primavera me decidí a comenzar mi vida de nuevo, sola. Lo dejé y hablé. Me  dije que nunca más viviría ese tipo de violencia y así ha sido”.

2

 

 

 

 

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario


*

Política de privacidad
Studii Salmantini. Campus de excelencia internacional