Muchos de los ejercicios más populares en oriente se definen como una variación de las artes marciales pero con fines terapéuticos. Dicha práctica se relaciona entonces con lograr un equilibrio entre los aspectos físicos y psíquicos del ser humano.
La historia de esta disciplina se remonta hacia los orígenes mismos del Taoísmo, religión oriental con más de 2,500 años de antigüedad y en el que el principal objetivo de sus adeptos en encontrar en la vida su tao o camino.
Aspecto Físico
Como parte de la filosofía china, el Taichi persigue los lineamientos relacionados con el Ying, el Yang y el Chi o Qi. Energías o fuerzas que se mueven dentro y fuera de nosotros mismos y en las que podemos influir para nuestro propio beneficio físico y psicológico. Los chakras son de gran importancia.
Por un lado el Ying y el Yang se relacionan con los astros Sol y Luna. Extremos opuestos que están interconectados y que conforman al final un todo. La dicotomía de la vida representada por un círculo donde dos gotas, una blanca y otra negra, convergen para hallarle el sentido a la vida.
Aspecto interno
El Chi o Qi, hace referencia a la energía, elemento primordial en cualquier ser u objeto animado o inanimado que puebla esta tierra. En la sabiduría china, básicamente se congrega en tres grandes categorías: el Cielo, la Tierra y el Hombre. Hablando del Chi celeste este se relaciona con los fenómenos del clima.
El Chi de la tierra está directamente relacionado con el celestial porque por ejemplo, sin lluvia ni sol, las plantas se secarían y morirían. Por último el Chi humano influye y es influenciado por los otros dos. De allí las técnicas de movimiento que el Taichi enseña para encontrar el equilibrio entre estos elementos.
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