En 1911 se crea la Real Sociedad Canina y empiezan a inscribirse los primeros perdigueros de Burgos. Pero nunca hubo una previsión ni se aplicaron a la cría conocimientos científicos y genéticos. La Guerra Civil supone un duro mazazo, los criadores dejan de inscribir ejemplares, las relaciones entre los distintos criadores se distancian y la consanguinidad remarca más sus perjudiciales consecuencias.
La raza tiene una notable promoción los años siguientes a 1959, es lo que Ángel Martínez, en su publicación, denomina Efecto del Trielo: los estupendos artículos sobre la raza en la revista “Caza y Pesca” de Don Raúl García Bengoechea y de Don Fernando Huerta Ramírez, junto con el inmerecido premio dado por la Canina a “King II” darán lugar a una artificiosa Edad de Oro (el término Trielo fue acuñado por el director de cine italiano Sergio Leone para definir un duelo entre tres: Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef, en la película “El bueno, el feo y el malo”, en nuestro caso Don Raúl, Don Fernando y “King II”.) Pero esta Edad de Oro lo único que consiguió fue fomentar la reproducción de perdigueros bajo criterios exclusivamente mercantilistas, lo que originó ejemplares que ocasionaron lo contrario de lo previsto: el desprestigio de la raza.
Tras la formación a principios de los 80 de las Asociaciones de razas autóctonas, surgen colectivos que consiguen la recuperación de ejemplares.
Actualmente la raza se encuentra libre del riesgo de desaparición que la ha amenazado siempre, pero se enfrenta a nuevos peligros que evitan su consolidación entre las razas de primera línea. El mercantilismo, el egocentrismo de quienes se creen en posesión de la verdad indiscutible, los intereses personales y las opciones sin futuro a largo plazo pueden sumir de nuevo en el futuro a la raza en el pozo del olvido.



