Cuando entrenas a alta intensidad, tu cuerpo entra en un estado de alto consumo de oxígeno postejercicio (EPOC, por sus siglas en inglés). En términos simples: sigues quemando calorías incluso horas después de haber terminado tu sesión.
Esto sucede porque tu metabolismo sigue trabajando a toda máquina para:
✅ Reponer los niveles de oxígeno.
✅ Restaurar la energía utilizada y reparar los músculos.
✅ Eliminar el ácido láctico acumulado.
✅ Regular la temperatura y la frecuencia cardíaca.
Cómo Sacarle el Máximo Partido al Afterburn
Para potenciar este efecto y maximizar la quema de calorías, sigue estas claves:
1️⃣ Ejercicios multiarticulares: Movimientos como burpees, thrusters o sentadillas con salto involucran varios grupos musculares y elevan el gasto energético.
2️⃣ Esfuerzos cortos pero intensos: No necesitas sesiones largas. 20-30 minutos de HIIT bien ejecutado son suficientes para activar el efecto Afterburn.
3️⃣ Descansos estratégicos: Alternar periodos de alta intensidad con pausas cortas ayuda a mantener el metabolismo encendido y prolongar la quema de calorías.
4️⃣ Variabilidad en la carga: Jugar con tiempos, repeticiones y resistencia evita que el cuerpo se adapte y mantiene el estímulo metabólico.
5️⃣ Recuperación activa: No todo es intensidad. Movilidad, yoga y respiración controlada optimizan la regeneración muscular y mejoran la eficiencia cardiovascular.
Si buscas optimizar la quema de grasa y mejorar tu rendimiento, integra entrenamientos de alta intensidad en tu rutina y deja que el Efecto Afterburn haga su magia.



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