Cada tres años se celebran el el municipio de El Paso, sus fiestas municipales: un verano lleno de fiestas, conciertos, eventos y actividades. Y aunque yo viva en otro municipio, si asistí aquí al instituto y son de aquí la mayoría de mis amigos, y adoro, por lo tanto, estas fiestas.
Reciben oficialmente el nombre de “Fiestas en honor a Nuestra Señora del Pino” y su evento más importante (y famoso en toda Canarias) es la llamada Romería del Pino. Se celebra en el mes de agosto y consiste en llevar a la Virgen del Pino desde su pequeña ermita en el monte hacia la iglesia del pueblo, paseándola por todos los barrios. Durante todo este recorrido, la virgen es seguida por cientos de carros artesanos llenos de comidas y bebidas y miles de romeros: gente de toda Canarias luciendo sus trajes típicos.
Para nosotros también es tradición elaborar un 
carro y empezamos con los preparativos casi un mes antes (cuando nos habíamos recuperado de la acampada). Aunque los hay hechos con furgonetas e incluso pequeños camiones, el nuestro sería, como la mayoría, más pequeño. Ya que éramos un grupo bastante grande decidimos soldar tres carros de supermercado y decorarlo de forma típica canaria con palmeras, alfombras, banderas, etc. Este año también le añadimos una pequeña barbacoa hecha con una llanta de automóvil. Ahora sólo faltaba pedir el permiso para el carro al ayuntamiento y llenarlo de comida y bebidas y, una vez hecho esto, esperar al gran día.
La romería sale de la ermita de la Virgen del Pino a las 12 del mediodía, aunque nosotros, como muchos otros, nos unimos un poco más tarde cuando pasaban por delante de la casa de un amigo donde habíamos preparado todo. A partir de aquí,
a pesar del calor que ya estábamos pasando (hay que decir que los trajes típicos son muy tapados y
elaborados con telas muy gordas de lana), pasamos el día de fiesta, comiendo y bebiendo, tocando música típica, viendo a toda la gente conocida y haciendo amigos nuevos. Finalmente, a las 10 de la noche, cuando ya nadie tenía ganas de seguir caminando o empujando el carro, llegamos al pueblo, donde
todos “aparcan” sus carros, no para irse, sino para continuar de fiesta en la plaza del pueblo. Aparte de algunos equipos de música que se instalan en los carros más grandes, que ya habían cambiado el folclore por la música dance, también hay conciertos y dj’s hasta las 6 de la madrugada. Aunque algunos ya habían abandonado antes, fue a esa hora cuando también nos fuimos nosotros, igual que siempre: contentos por lo bien que lo hemos pasado y un poco tristes porque ahora toca volver a esperar tres años para que vuelvan a decir: son las fiestas de El Paso.
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