Acampada en la Caldera de Taburiente

La primera entrada se la dedico a una actividad obligatoria todos los veranos: la acampada en el parque nacional de la Caldera de Taburiente.

La zona de acampada esta en dicho parque nacional situado en el corazón de La Palma y sólo es posible acceder a ella a pie a través de varios senderos. Se requiere cierta forma física ya que realizamos marchas bastante largas, aunque su nivel de dificultad es bajo. Es una experiencia gratuita, únicamente hay que reservar una plaza en la zona de acampada, ya que éstas están limitadas a 100 visitantes por día, y respetar las normas del parque nacional.
Este año, como casi todos los anteriores, a pesar de que sea uno de los meses más calurosos (superando muchas veces la marca de los 40 grados), hemos elegido julio para hacer la ruta Los Brecitos – zona de acampada – Barranco de las Angustias, quedándonos dos noches de acampada.

Imprescindible para entrar a la caldera sólo es un buen calzado de montaña y suficientes provisiones como alimentos que no se estropeen con el calor y una botella de agua para el primer tramo, ya que el agua de las nacientes que nos encontraremos por todo el resto del camino está muy fría y se puede beber perfectamente. Oficialmente no es potable pero “todo el mundo lo hace”. Yo personalmente, me he llevado también mi tienda de campaña, ropa de cambio, el bikini y un buen repelente para los mosquitos en una mochila que casi superaba mi tamaño y con la que difícilmente mantenía el equilibrio, aunque los hay que entran con lo puesto y duermen al aire libre.
Para evitar el calor, hemos quedado en el mirador de Los Brecitos a las 7 de la mañana y, tras esperar a alguno que otro que en este mes ya no estaba acostumbrado a madrugar, hemos partido por el sendero que desciende por bosques de pino canario cruzando varios barrancos pequeños y adentrándonos en pleno parque nacional. Tras aproximadamente 1 hora (para los rápidos) y 1 hora y media (para los más lentos), hemos alcanzado todos la zona de acampada junto al Barranco de las Angustias.
Después de encontrar el sitio perfecto y montar todas las tiendas pasamos dos días desconectados del resto del mundo (son pocos los sitios donde los móviles tienen cobertura), sin contar que casi cada vez que entras a la caldera te encuentras con algún conocido. La mayor parte la pasamos bañándonos y tomando el sol en alguna de las diversas charcas del barranco que, a pesar de estar en una época tan calurosa, lleva agua increíblemente fría. Aparte de esto, también es obligatorio llenarse de barros de la caldera que (supuestamente son muy buenos para la piel y hacer alguna pequeña ruta para ver los petroglifos de los Guanches (los habitantes prehistóricos de la isla).
El tercer día fue el más duro: tuvimos que salir de la Caldera, pero en vez de salir por donde habíamos entrado, decidimos salir bajando por el barranco. Partimos a las 12 del mediodía (mucho mas tarde de la hora planeada) para bajar por el Reventón, el tramo más odiado. Es muy resbaladizo y con mucha pendiente y es cuestión de tiempo hasta que el primero se resbale. Una vez superado éste llegamos a uno de los sitios más bonitos de la caldera: la Cascada de Colores que recibe su nombre debido a los diferentes colores que le dan los minerales del agua. De aquí se ve, además, el famoso pico Roque Idafe. A partir de aquí, comenzamos a bajar por el Barranco de las Angustias, aunque debido a que en muchas zonas el paisaje imposibilita pasar, es un tramo de constantes subidas y bajadas por las laderas del barranco pero paramos a descansar y a bañarnos varias veces en las piscinas naturales que ha formado la erosión. Finalmente, tras más de cuatro horas de ruta (sin contar los descansos) llegamos a nuestro destino: los aparcamientos donde dos días antes habíamos dejado los coches.

Es una ruta larga y muy agotadora, cosa que también se debe al calor de la época (en invierno no se permite visitar la caldera porque, a causa de las precipitaciones, el barranco lleva demasiada agua), pero con un poco de forma física y con buena compañía y ganas de pasarlo bien, es una actividad obligatoria para cualquier persona que visite La Palma.