Mark Zuckerberg, fundador de la red social Facebook, compró la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp por 19.000 millones de dólares, para la mayoría un precio muy por encima de su valor de mercado. La polémica no se hizo esperar: el principal problema al que se enfrentan los usuarios de la aplicación es tema de la privacidad. ¿Será Whatsapp otro Facebook más donde la privacidad de la información que se comparte queda registrada y almacenada para su “posible” utilización en la empresa?
Esta mañana tenía comienzo el Mobile World Congress de Barcelona (MWCB), donde la conferencia más esperada era la de Zuckerberg. A primera hora de la tarde, Zuckerberg y el cofundador de Facebook hicieron su aparición en el MWCB, donde han hablado especialmente de lo surgido hace tan solo una semana y cuáles son las expectativas de futuro.
En primer lugar han hablado del sobreprecio, del que se viene hablando desde hace una semana, diciendo que la aplicación vale mucho más de lo que se ha pagado por ella y el principal objetivo es cubrir la fuga de usuarios que está experimentando Facebook y llegar a un público más joven.
En segundo lugar, se han despejado todas las dudas sobre la privacidad de la misma. Whatsapp será una startup de Facebook, es decir, será independiente al igual que ocurre con Instagram, por lo que seguirá manteniendo la misma privacidad que se viene utilizando desde su creación por un acuerdo tomado al realizar la compra. ¿Será cierto o seremos partícipes de un cambio en los próximos días?
En tercer lugar, anunció que a partir del primer semestre de este mismo año, vamos a poder realizar llamadas de voz a través de Whatsapp aunque no sabemos si será de forma gratuita o pagaremos por la llamada más barato que la tarifa de nuestra compañía habitual. Con esta nueva función pretende plantar cara al mayor proveedor de llamadas de voz que es Skype, y a otras surgidas recientemente como Line o Viber.
En último lugar, hemos sabido que están trabajando junto con otras empresas del mundo de las telecomunicaciones y la tecnología para que en unos pocos de años se consiga ofrecer el servicio de internet de forma gratuita en todo el mundo y que los dos tercios de la población mundial que no tienen acceso a él, puedan también utilizarlo sin coste alguno, siendo el principal objetivo aumentar la productividad de los países menos desarrollados, que se calcula que el PIB crecería unos 2,2 billones y se crearían hasta 140 millones puestos de trabajo en todo el mundo.
Óscar González
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