Sistema de blogs Diarium
Universidad de Salamanca
3,2,1...¡Acción!
República independiente de mi blog
 

Hablemos de cine

Artículo de Juan I. Garzón que me gustaría compartir con vosotros…

Mira que somos raros, pijoteros y previsibles. Resulta curioso, aunque no tanto si pensamos un rato en la crispación que flota en el ambiente, que en los resúmenes sobre la gran cita anual del cine español se hable de casi todo menos de cine. El análisis de los atavíos de las damas y caballeros que asistieron a la última gala de los premios Goya ha ocupado en los medios probablemente más espacio que la enumeración de las bondades de las películas premiadas. Y ni comento, para no aburrir, la polvareda levantada por los mohines reivindicativos que, mirando a cámara, realizaron algunas gentes del gremio parapetadas tras el atril de la ceremonia de entrega como quien se encarama a un púlpito para proferir una homilía vitriólica, aunque no tanto, porque la letra de su cantinela era reiterativa y conocida.

Que conste que allá cada cual con sus protestas, sus contradicciones y su libertad de expresión, y también que no es necesario ser un lince de la prospección social para entender que hay motivos de sobra para alimentar un descontento popular bastante generalizado. Aunque resulta chusco –abro el turno de la inevitable demagogia– que haya quien, empaquetada en un conjunto Dior de más de 8.000 euros del ala, cargue contra un producto, las hipotecas, del que ella misma ha sido imagen publicitaria; habrán adivinado que me refiero a una formidable actriz, Maribel Verdú. Y que Javier Bardem, por citar a otro soberbio actor, exhiba solo en España su faceta reivindicativa y se olvide de ella en cuantito que lo invitan a un sarao en Hollywood. Por no hablar de la deriva unidireccional de las protestas, que colocan en la diana a los gobiernos conservadores y se truecan en églogas esperanzadas y comprensivas, o en silencio cómplice, si, pese a que también haya motivos de crítica, la Administración es suavemente de izquierdas. Ya saben: viva la democracia si ganan los míos, y qué asco de sistema corrupto y quebrado si son otros a quienes las urnas encomiendan los destinos de la nación. Un síndrome incurable con ejemplos sobresalientes como el de las ilustres y combativas damas progresistas que, en el gozne entre los años 20 y 30 del pasado siglo, se oponían al sufragio femenino en España argumentando que muchos de esos hipotéticos votos de las mujeres irían a parar a partidos de la derecha.

Pero, discúlpenme, estoy cayendo en lo mismo que denunciaba al comienzo de estas líneas y dando la tabarra, ya casi a toro pasado, con argumentos y opiniones agotadoramente masticados durante los últimos días. Ya les dije que somos pijoteros y previsibles. En el título les invitaba a que habláramos de cine, que es lo que menos se ha hecho en esta edición goyesca, así que, si les parece, me voy a poner a ello. Pese a la horrible situación económica que atravesamos, en la cosecha de películas españolas del pasado año hay un buen puñado de títulos notables. Ciñéndonos a los Goya, lo son las cuatro cintas más afortunadas en el reparto de galardones y una que se ha ido de vacío, ‘El pintor y la modelo’ de Fernando Trueba, lo que no obsta para que sea un trabajo emocionante y admirable sobre la creación artística crepuscular sabiamente confrontada con la pujanza de la juventud, desbordante e incontaminada desde una perspectiva cultural.

‘Blancanieves’, encaramada en lo más alto del palmarés con sus diez bustos del gran sordo de Fuendetodos, es una rareza y un desafío, una propuesta estética de gran exigencia y un ejemplo de tenacidad e inteligencia. Original la idea de Pablo Berger, director, guionista y uno de los productores, de trasladar a la España de los años veinte y al planeta taurino el cuento de los hermanos Grimm revisitando la gran herencia del cine expresionista alemán y una exquisitez siniestra de muchos quilates cinematográficos: ‘Freaks’, del gran Tod Browning; tiñendo el filme de claroscuros solanescos, buceando en la selva de los tópicos nacionales, y eligiendo como mascarones de proa del proyecto a los actores precisos y preciosos…

Estupenda es también la apuesta desacomplejada de ‘Lo imposible’, superproducción de talante hollywoodiense con todos los pros y los contras que tal aspecto pueda acarrear. Juan Antonio Bayona ha sabido embridar en ella el temblor de la emoción y el apabullante despliegue técnico de los efectos especiales, justamente distinguidos, igual que él lo ha sido como director y también los trabajos de sonido, montaje y dirección de producción hasta completar un balance de cinco estatuillas, lo que no está nada mal. Esta película abre un camino por explotar por parte de los profesionales españoles, que empiezan a ser cotizados internacionalmente por su talento y sus conocimientos fílmicos.

Algo parecido ocurre con ‘Las aventuras de Tadeo Jones’, que con tres Goya certifica el gran nivel alcanzado por la animación española, un hecho anticipado hace cuatro años por ‘Planet 51′. Además de ser, junto a ‘Lo imposible’, uno de los títulos más taquilleros de nuestro cine, la película de Enrique Gato, merecidamente premiado como mejor director novel, es muy entretenida, rebosa sentido del humor y dominio del ritmo cinematográfico y tiene un guión que, aún siendo una cinta concebida para el público familiar, se aparta del tono habitualmente ñoño que suelen tener las producciones pensadas para esa porción de los espectadores.

Finalmente, ‘Grupo 7′, aunque solo obtuviera dos premios de la pedrea –el de Julián Villagrán como mejor actor de reparto y el de Joaquín Núñez como actor revelación–, es un sólido ‘thriller’ policial, enriquecido con vigorosos apuntes realistas, sobre una brigada antinarcóticos encargada de ‘limpiar’ Sevilla, sin reparar en lo expeditivo de sus métodos, unos meses antes de que allí se celebrara la Exposición Universal de 1992. Pocos directores actuales pueden presumir de un pulso narrativo similar al que demuestra Alberto Rodríguez, director de una película que cuenta con un compactísimo reparto en el que, además de los galardonados, sobresalen Antonio de la Torre, Mario Casas y Estefanía de los Santos.

Una completa ración de cine para hablar de él y ver en salas si aún no se ha hecho y se tiene la oportunidad de hacerlo, y también para rescatar en DVD cuando proceda. Como el teatro, el cine nos refleja y nos explica. Algo muy útil en los momentos que vivimos y que sería necedad despreciar o no tener en cuenta con ese gesto de suficiencia de quienes sostienen como un mantra hueco que el cine español no lo ve nadie y en él se entierran millones de subvenciones desaprovechadas. No es verdad, o al menos no como norma. Basta un vistazo a estas buenas películas para comprobarlo.

Suscribirse

Suscríbete a nuestro boletín por email para recibir actualizaciones.q

, ,

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario


*

Política de privacidad
Studii Salmantini. Campus de excelencia internacional