The New York Times (25 de enero de 2019).
Las visas humanitarias en México: un imán para la nueva caravana migrante.
Alumnos: Carlos López Córdova Velasco, Ander Espallargas Bustugundi, Lluc Margalef, Christian Alexandrov Betov (MEL, 2018-2019).
Resumen:
La nueva política del gobierno mexicano hacia los migrantes que pasan por México rumbo a Estados Unidos, que les facilita la obtención de un visado de trabajo temporal –la llamada visa humanitaria– ha generado un aumento en el flujo migratorio. Muchos de los doce mil migrantes que conforman la nueva caravana que partió del triángulo del norte hacia Estados Unidos afirma que permanecerá temporalmente en México. Si bien no es una confrontación directa a la política norteamericana de reforzar su frontera sur, tiene como efecto aumentar la presión en la misma, por el crecimiento del número de personas que están ahí a la espera de cruzar al norte. Esta política del gobierno mexicano, de inspiración humanitaria y que será permanente según el Instituto Nacional de Migración, choca con la política de la Casa Blanca de retornar a los solicitantes de asilo que hayan llegado a pie desde la frontera sur. Ante esta situación, muchos de los migrantes están pensando ahora en quedarse en México, siempre que encuentren un empleo. El presidente republicano acusa a los migrantes de aumentar la inseguridad en su país y de acceder a empleos que desplazan a sus nacionales. No obstante, Donald Trump esta maniatado en el Congreso, donde los demócratas han detenido en la Cámara de Representantes su presupuesto para construir un muro en la frontera. López Obrador, por su parte, ha prometido crear empleos en México para estas personas y ha reducido los impuestos en las zonas fronterizas para promover el desarrollo económico en esa región.
Comentario:
La diplomacia mexicana debe de mantener silencio ante las acusaciones de Trump, para evitar una escalada de declaraciones que mermen las relaciones entre ambos países, que son importantes para la economía del país latinoamericano. El canal migratorio entre centroamérica y Estados Unidos está determinado tanto por la repulsión de la violencia y la falta de empleo en el polo de origen, como por las oportunidades de éxito en el destino. La política mexicana supone hacer mucho más ligero el obstáculo intermedio de la ruta, que es el propio paso por México, pudiendolo convertir incluso en polo atractivo. La solución a este problema debe ser enfrentada por los cinco países involucrados en su conjunto: Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador y Honduras deben de poner en marcha un plan de desarrollo en la región centroamericana que sea de largo plazo y que logre tanto acabar con la violencia como generar empleos. Estados Unidos no debe olvidar su lamentable papel en la historia del triángulo del norte en el siglo XX: militarizó la región e impidió la consolidación de gobiernos reformistas para poner en su lugar presidentes títere que hicieran las cosas más fáciles para las empresas norteamericanas. El peligro que existe cuando los distintos países actúan de manera unilateral, se ve reflejado en el creciente conflicto diplomático entre México y los Estados Unidos, manifestando así una necesidad de colaborar en el asunto migratorio para no crear polarizaciones políticas dentro de los países.