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Blog dedicado al fenómeno migratorio y étnico
 

Historia de vida de Pepe, migrante peruano en España

Historia de vida elaborada por Rocío García Moya (Estudiante del Grado en Trabajo Social).

Pepe tiene 49 años y es de origen peruano. Nació en un pueblo costero llamado Caleta Grau situado en el departamento de Tumbes, al norte del país [1]. En julio de 2007 abandonó su país natal para trasladarse a España por motivos económicos. En Perú dejó a su mujer y a sus dos hijas, de ocho y doce años.

Migró al norte del país, concretamente a la ciudad de Pamplona. Allí ya vivían su cuñada y su cuñado. Para que su adaptación fuese más fácil, estos le ofrecieron un contrato de trabajo de un año de duración que consistía en cuidar a sus sobrinos. El tema del contrato ya estaba hablado mucho antes de su llegada a España. Con la excusa de cuidar a sus sobrinos, labor que nunca desarrolló, Pepe tendría un año para buscar un trabajo estable y relacionado con sus estudios, la siderurgia.

Durante su primer año vivió en casa de sus cuñados, a los que les pagaba un alquiler. Además de esto, Pepe tenía que costearse su seguridad social por el supuesto trabajo que estaba realizando de cuidador. Por este motivo, comenzó a buscar un trabajo relacionado con sus estudios. Sin embargo, al principio no tuvo suerte. Por este motivo, comenzó a trabajar en el sector de la construcción, a pesar de no tener experiencia previa. En la construcción trabajó durante seis meses de manera irregular, hasta que por fin encontró trabajo en una fábrica de metales. También fueron seis meses y de manera irregular.

Tras pasar el año con el trabajo de cuidador, debía conseguir otro trabajo para permanecer en España en situación regular. Fue gracias al contrato que le hicieron en la fábrica de metales, en la que había estado trabajando los últimos seis meses de manera irregular, lo que le permitió acceder a su segunda tarjeta de residencia. Con ello ya podía comenzar a tramitar los procedimientos para realizar la reagrupación familiar y traer a su mujer y a sus dos hijas. Tras la llegada de su mujer y sus dos hijas en 2010, la empresa en la que Pepe trabajaba se declaró en quiebra, y estuvo tres meses en paro. Fue una situación muy difícil porque Pepe debía pagar el piso que acababa de alquilar para poder vivir con su familia recién llegada.

Después de estos meses en paro, consiguió un nuevo trabajo en el que realizaba las mismas funciones que en la empresa anterior. En esta nueva empresa estuvo trabajando durante ocho años. No obstante, debido a la inestabilidad laboral decidió crear su propia empresa, convirtiéndose en autónomo. Actualmente sigue trabajando en su propia empresa.

Pepe no olvida cuando llegó su familia a España, y destaca de ello que cuando sus hijas llegaron, la pequeña tenía 11 años y la mayor 15. La adaptación de la hija pequeña fue fácil, pero para la mayor fue más complicado porque se encontraba en plena adolescencia, y en diversas ocasiones reprochaba el cambio que le habían obligado hacer. No obstante, con el paso de los años ambas están muy contentas de vivir en España.

Para él, lo más difícil de abandonar su país fue dejar a su mujer y a sus dos hijas. España para él era un mundo nuevo y sobre todo costumbres totalmente distintas a las de su lugar de procedencia. Tuvo que adaptarse a nuevas costumbres culturales, culinarias, lingüísticas, etc. Por ejemplo, siempre dice que “aunque hablemos el mismo idioma a veces no nos entendemos.”

Antes de venir a España pensaba que todo estaba mucho mejor con respecto a su país. Pero al llegar se dio cuenta que no estaba todo tan bien como se hablaba. Sin embargo, destaca que lo que más le sorprendió fue la seguridad que existe en España.

A pesar de la crisis que los españoles comenzamos a sufrir en el año 2007, Pepe nunca tuvo problema para mantenerse en España, y, al mismo tiempo, poder enviarle dinero a su familia cada mes hasta que todos se reunieron nuevamente en España.

Aunque Pepe nunca se ha sentido realmente discriminado por ser de origen peruano, sí ha podido comprobar el racismo en algunos ciudadanos de su entorno: “Me encontraba en un bar de la ciudad tomando un café. Cuando me dirigía al baño, escuché a una señora decir que gente como nosotros (extranjeros) somos los que les quitamos el trabajo a los de su país. Yo continué hacia el baño y no hice caso, aunque aún recuerdo la frustración de aquel momento”.

Actualmente sigue viviendo en Pamplona. Del norte de España destaca una peculiaridad: “Al principio es difícil entrar en su círculo, son gente muy introvertida, pero una vez que te conocen es todo lo contrario”.

Pepe viaja cada dos años a Perú, para visitar a su madre, hermanos y sobrinos. Sin embargo, afirma que no le gustaría volver a vivir allí. Su mujer tiene un trabajo estable y a él le va bastante bien en su empresa, ha creado grandes lazos de amistad y se siente uno más de la comunidad. Por otro lado, sus hijas tampoco se plantean volver a Perú. Después de diez años han creado su propia vida, y además la estabilidad social y económica que les ofrece España es difícil de igualar en Perú.

Pepe concluye que lo que más ha aprendido de su proceso migratorio ha sido la capacidad de adaptación que ha tenido que desarrollar para sobrevivir en un país muy diferente al de su origen. De España destaca la disciplina en cuanto a los horarios de trabajo, y, sobre todo, la puntualidad de los medios de transporte. Es algo que le encanta.


[1] Perú cuenta con una organización territorial basada en 24 departamentos y dos provincias (con regímenes especiales). Cada departamento corresponde a lo que en España conocemos como comunidad autónoma. Es decir, gobiernos autónomos elegidos democráticamente y delimitados territorialmente.

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