Historia de vida elaborada por Ángela Sánchez Picado (Estudiante del Grado en Trabajo Social).
Óscar González es un hombre de nacionalidad española, de 33 años, que actualmente vive en Alemania como residente registrado. Antes de llegar a residir en Alemania, Óscar realizó una primera migración a Edimburgo.
En España estudió un Ciclo Superior en Imagen y Sonido, especializado en fotografía. En el último año del ciclo, marzo de 2011, tenía que decidir en qué lugar y en qué empresa quería llevar a cabo las prácticas mediante las cuales afianzaría sus conocimientos. España ¨se le quedaba pequeña¨ y decidió proponer a su centro IES Rodríguez Fabrés la posibilidad de realizar un programa Erasmus a Edimburgo (Escocia). Una vez que el centro IES Rodríguez Fabrés aprobó su proposición con respecto a realizar el programa Erasmus, comenzó a preparar el viaje. En primer lugar, se puso en contacto con numerosas empresas y estudios fotográficos, hasta que encontró el que más se adaptaba a sus necesidades e intereses personales. Pasó por varias entrevistas y selecciones de estudiantes, basadas en el currículum académico y en una prueba de nivel de idiomas. Tras estas evaluaciones, fue elegido como alumno de prácticas. A partir de aquí, el programa Erasmus le facilitó clases de inglés, dos semanas en una familia de acogida para facilitar la integración cultural-lingüística, y una estancia en un piso compartido durante tres meses (el tiempo que durarían las prácticas).
Óscar no conocía nada de Edimburgo, por lo que viajó sin ninguna expectativa formada. Cuando llegó, se encontró con una ciudad bastante acogedora pero fría a la vez. Las prácticas evolucionaron bien y gracias a las clases de inglés, logró formar parte de un pequeño grupo de amigos.
Las dificultades que percibió Óscar fueron, el ¨suicidio social¨ que supone dejar un círculo de amistades y un entorno seguro para empezar desde cero en otro país, el idioma ya que, aunque él manejaba bien el inglés, ¨no es lo mismo estudiarlo que ponerlo en práctica hablando con gente¨, sumándole que el acento escocés le complicó entender a las personas con facilidad. Y, por último, considera que el clima fue otra dificultad. En Edimburgo las noches son bastante largas durante gran parte del año y los días pasan velozmente, por lo que la falta de luz tenía una gran incidencia perjudicial en su estado de ánimo (la echaba mucho en falta).
Como fortalezas, Óscar considera que fueron conseguir vivir en el extranjero, dominar el idioma e integrarse en una sociedad diferente a la que estaba acostumbrado a convivir. ¨El intercambio cultural, de ideas y tradiciones, define a la persona emigrante, por lo que las relaciones sociales que se establecen son conexiones más complejas, ya que hay que buscar los lugares comunes a partir de los cuales se consigue crear un vínculo¨.
Durante la entrevista, Óscar dijo: ¨la mayor fortaleza es conseguir desenvolverse en otro entorno, aceptar las diferencias y ser capaz de encontrar un trabajo en otro idioma y una casa donde sentirse cómodo o ir al banco a abrirse una cuenta y rellenar formularios para pedir ayudas al gobierno en momentos de desempleo, por ejemplo. Son pequeños grandes pasos que aportan un bienestar y una sensación de satisfacción muy grandes, mucho más grandes que si los realizas en una zona de confort, a mi juicio¨.
Durante este viaje, lo más complicado para Óscar fue la dificultad para gestionar la ansiedad que le provocaba la incertidumbre y todas las incógnitas que se le pasaban por la cabeza; ¿Cómo llego al centro desde el aeropuerto?, ¿cómo será la familia de acogida?, ¿cómo será mi jefa?, ¿encontraré gente con la que formar un grupo de amigos? etc. A pesar de esto, no valora la experiencia como traumática, fue una decisión voluntaria y que gracias a su personalidad independiente y la suerte que tuvo al llegar a Edimburgo, valora la experiencia como muy enriquecedora a nivel personal y profesional.
Viviendo en Edimburgo, Óscar recibió una llamada que no esperaba. En dicha llamada le ofrecieron realizar unas prácticas remuneradas con opción a contrato en una cadena de televisión de Berlín. En ese mismo instante, decidió aceptar la oferta y tras varias entrevistas telefónicas, fue seleccionado y tuvo solamente 10 días para organizarlo todo y mudarse al nuevo país, Alemania, en febrero del 2012.
Durante las dos primeras semanas se quedó en casa del único amigo que tenía en Berlín, hasta que encontró una casa de alquiler donde vivir.
Hasta ese momento solo había escuchado hablar de esta ciudad, sólo había pensado en visitarla, pero nunca se había planteado la idea de mudarse a vivir allí así que, por todo esto, siente que Berlín le eligió a él y no al revés.
Este viaje fue más duro que la primera migración, ya que en ese momento estaba construyendo su zona de confort en Edimburgo. Sintió mucha pena al dejar la ciudad y a la gente con la que había entablado una relación bastante estrecha en los últimos meses. Separarse de las amistades fue lo más duro, ya que en el fondo sabía que ¨no iba a haber billete de vuelta¨.
Comenzó a trabajar en un canal de televisión alemán que emitía en varios países. Óscar se encontraba en el departamento italiano, idioma que manejaba a la perfección, por lo que ocupar ese puesto le facilitó la integración y conocer a nuevas personas de forma más rápida que en el anterior país.
Óscar cree que el idioma supuso una barrera más grande que en un país de habla inglesa como era Escocia, ya que el alemán era un idioma totalmente desconocido para él. Tras finalizar el contrato de trabajo, decidió centrarse en aprender alemán apuntándose a cursos intensivos durante ocho meses hasta que logró hablar la lengua con fluidez, lo que le facilitó una mayor integración en todos los aspectos, no solo con personas italianas.
Basándose en su experiencia, Óscar cree que el carácter de la gente en Alemania es bastante introvertido en cuanto a relaciones interpersonales: ¨No es un juicio de valor, es una conclusión a la que he llegado tras años viviendo aquí¨, ya que lleva desde el 2012 hasta ahora residiendo en Berlín. Es otro tipo de cultura que se basa más en pequeños encuentros que en el concepto de un gran grupo y comunidad.
El clima, al igual que en Edimburgo, también supuso una dificultad ya que, en comparación con España, las temperaturas son muy bajas, los inviernos son largos y fríos, esto hace que la gente se reúna en pequeños grupos, en casa de uno mismo o de algún conocido, por lo que las relaciones interpersonales son más estrechas en cierto modo, cree que están muy condicionadas por el clima. En verano, la ciudad se transforma y los parques se llenan de gente ansiosa de sol, se hacen barbacoas y picnics en la hierba y el clima pasa de ser una dificultad a ser una fortaleza.
En Berlín tuvo otras dificultades más relacionadas con las necesidades básicas: encontrar una casa con un contrato de alquiler indefinido es un gran reto. Las casas se alquilan sin amueblar, por lo que cada persona tiene que acumular muebles que transportará de una casa a otra, y las visitas a habitaciones en alquiler se convierten en verdaderos castings al mejor postor.
Como fortalezas, Óscar valora el modo de vida que puedes tener en Berlín por la forma en cómo está construida: poder ir en bicicleta al trabajo, por ejemplo, y las ventajas que ofrece, como la posibilidad de vivir en la ciudad sin conocer ni hablar alemán, ya que puedes vivir hablando inglés sin ningún problema.
Durante los ocho años que lleva viviendo en Berlín, cree que las cosas han cambiado mucho, se ha encarecido el nivel de vida. Cuando llegó, la vida en Berlín no era tan cara, por lo que podía permitirse vivir con solo el salario de unas prácticas, esto supuso una fortaleza y una gran suerte en el momento en que empezó a vivir en Alemania.
Lo que más aprecia como fortaleza es, haber sido capaz de conseguir un buen trabajo partiendo desde cero. Actualmente tiene la suerte de ejercer un trabajo que le gusta, dentro del ámbito creativo, con un equipo de fotógrafos y de fotógrafas internacionales a su cargo, en una empresa multinacional. Todo lo que ha conseguido gracias a la tenacidad y al esfuerzo que ha puesto en conseguir materializar sus sueños.
De momento no piensa en regresar a España, le ha costado mucho tiempo sentir Berlín como su casa, como su hogar. Su filosofía de vida se basa en ir viviendo las cosas como vienen, y si en algún momento debe irse, sentirá las señales que cambiarán su opinión al respecto.
Como reflexión final sobre su experiencia migratoria, Óscar dijo en la entrevista:
¨Mi experiencia migratoria ha sido siempre, y aún lo es, muy positiva, tanto en la primera como en la segunda migración. Es verdad que siempre lo he buscado y he tenido la suerte de poder elegirlo y de haber tenido el apoyo de mis padres en mis decisiones.
La falta de raíces es una de los elementos más importantes del “ser emigrante”. El hecho de vivir durante tantos años en un lugar en el que no has nacido, hace que ¨el cerebro a veces se sienta desubicado¨. Desubicado en Berlín, cuando sucede algo que desestabiliza la calma y no puedo estar cerca de “los míos”; desubicado en mi propia “patria”, al no poder evitar echar de menos Berlín. Es como sentirse entre dos aguas. Para mí Berlín es mi casa y también lo es la casa de mis padres en la que está mi familia y mis amistades; pero son dos conceptos diferentes de hogar. Puede ser que la diferencia resida en el hecho de que uno es el hogar elegido y otro es el hogar “impuesto”, el que viene de serie, en cierta manera.
Óscar afirma que lo volvería hacer sin dudarlo y lo recomiendo encarecidamente a todas las personas que me preguntan. Es una experiencia enriquecedora que abre la mente a nuevas posibilidades y te enseña que no hay solamente un punto de vista ante las cosas, que todo es relativo. Y una cosa muy importante: esta experiencia de vida me ha enseñado a no juzgar ni dejarme llevar por primeras impresiones, sobre todo hoy en día ante la situación de emigración económica o exilio político a nivel global. Ser emigrante me ha hecho desbancar prejuicios con respecto a otras personas que también lo son, más allá de su proveniencia, su color de piel o su credo.
Las dificultades que se han presentado han sido necesarias y una vez superadas, se han convertido en fortalezas. No cambiaría absolutamente nada¨.