Historia de vida elaborada por Patricia Nerea Martín Gayo (Estudiante del Grado en Trabajo Social)
En 1998 el protagonista de esta historia, Javier G, decidió emigrar a Zúrich en busca de trabajo, puesto que tenía que hacer frente a diversos gastos, y en España no encontraba empleo. Javier tenía 28 años, y vivía en Salamanca junto a su esposa y su primer hijo. Nunca antes había viajado fuera de su país, ni de turista ni para buscar empleo, y tomar la decisión de migrar fue muy dura para él, ya que no se podía imaginar abandonar a su familia y viajar fuera de su país, pero no podía esperar a que las circunstancias mejoraran, por lo que decidió embarcarse en esa nueva aventura.
Se decantó por Suiza porque su padre había trabajado muchos años en una empresa en Zúrich, y seguía manteniendo el contacto con ellos, por lo que le consiguió una entrevista de trabajo.
Suiza no es un país de la Unión Europea, pero es miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), y está dentro del Espacio Schengen, un espacio en el que ciudadanos de la UE y muchos ciudadanos de otros países pueden circular libremente sin estar sujetos a controles fronterizos. Estas negociaciones resultaron en un total de diez tratados, negociados en dos fases. La suma de las negociaciones hace que una gran parte de la legislación comunitaria sea aplicable en Suiza.
Cuando Javier llegó a su nuevo destino tropezó con muchas dificultades, la primera a la que tuvo que hacer frente fue a la vivienda, ya que en Suiza había mucha demanda y pocos alojamientos, el precio solía ser muy elevado y en la mayoría de los casos, los propietarios pedían un certificado de trabajo y antecedentes, sobre todo si es la primera vez que ibas a residir en Suiza. Muchas de las casas que visitó para su alquiler los propietarios preferían a personas suizas, por lo que hasta 3 meses más tarde no encontró ninguna vivienda. Durante estos meses, se alojó en la casa que tiene su hermana en un pueblo al lado de Zúrich, pero no disponían de mucho sitio, por lo que tuvo que darse prisa en encontrar un alojamiento.
Después de encontrar un piso pequeño en Zúrich y acomodarse a su nuevo hogar, tuvo que apuntarse a clases de alemán y también de italiano y francés para poder trabajar en la empresa, ya que Suiza tiene varios idiomas oficiales, como el alemán, el francés, el italiano y el romanche; por lo que la mayoría de personas son trilingües o bilingües. En la zona de Zúrich principalmente se habla el alemán, pero no se descartan los demás idiomas. Actualmente Javier sabe hablar en los cuatro idiomas anteriormente citados.
Recuerda, que lo más duro de su viaje fue dejar a su mujer, recién casados, y a su hijo con 2 añitos en España, aunque en Zúrich contaba con el apoyo de su hermana durante el tiempo que vivió en Suiza. Por lo que, se puede añadir la dificultad psicológica a la que tuvo que hacer frente para poder trabajar y mandar el dinero a su familia. A Javier le costó adaptarse a su nuevo entorno y a las costumbres de su nueva ciudad, pero con el paso del tiempo, fue conociendo a muchas personas, las que hoy por hoy son sus amigos y su apoyo en Suiza.
Años después, tuvo a su segunda hija, y pudo regresar a España, pero por un tiempo determinado, ya que tuvo que volver a irse a desempeñar su trabajo a Zúrich. Aunque esta vez fue menos doloroso volver a abandonar a sus seres queridos, ya que por ese entonces estaba acomodado en Zúrich, se había acostumbrado a sus costumbres y tenía un círculo social muy amplio.
Actualmente Javier es el encargado de la empresa donde trabaja en Zúrich, y viene a España a estar con su familia durante tres meses, los cuales reparte entre Navidad, Semana Santa y verano, ya que llegó a un acuerdo con el jefe de la empresa de seguir trabajando allí en Zúrich, pero que pudiera optar a más tiempo para estar en su país de origen. Su mujer y sus hijos han pensado muchas veces en irse a vivir allí, pero por sus abuelos, no dieron el paso de mudarse a Zúrich con él, pero lo vistan a menudo y cada vez que pueden.
Javier tiene claro que quiere regresar a España con su familia, pero no quiere dejar de lado al gerente de la empresa, ya que fue la persona que le brindó una oportunidad cuando él más lo necesitaba, y le dio su puesto de trabajo.
Reflexionando sobre su experiencia migratoria, Javier por un lado sí que volvería a tomar la decisión de migrar a otro país con el fin de encontrar trabajo y que su familia saliera adelante, pero por otro lado siente tristeza por haberse perdido momentos cruciales en la vida de sus hijos y su mujer, aunque él viene a España cada vez que puede y cuando su familia lo ha necesitado.
En este caso, la migración fue voluntaria, pero se puede apreciar, que también se hace muy duro y difícil para las personas que tienen que irse de su país a buscar una vida mejor. Mientras Javier me contaba su historia, he podido apreciar lo difícil que fue para él irse del lado de su familia, y como se emocionaba al contarme las experiencias y las situaciones que ha tenido que ir superando.
La historia redactada anteriormente, está realizada por Patricia Nerea Martín Gayo, alumna de trabajo social, a su tío Javier por vía telefónica.
