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Universidad de Salamanca
Blog dedicado al fenómeno migratorio y étnico
 

Historia de vida de Carla y Estefanía, migrantes ecuatorianas en España.

Historia de vida elaborada por Lara Martín Blanco (Estudiante del Grado en Trabajo Social)

Las historias de vida que voy a presentar a continuación corresponden a Carla, una mujer de 39 años y su hija Estefanía, de 19 años, ambas de nacionalidad ecuatoriana.

Como afirman Parrales, Silva, & Loor (2016) Ecuador, en los años 1998 – 1999 sufría una severa crisis económica financiera, en la que se vieron afectados la mayor parte de los indicadores macroeconómicos y sociales. Este proceso culminó con la instalación del sistema de dolarización a partir del 9 de enero del 2000, donde todas las transacciones monetarias, comerciales y financieras de dicho país, dejaron de realizarse en la moneda nacional, el sucfre, y pasaron a realizarse en la moneda de Estados Unidos, el dolar. Esta crisis dejó graves secuelas en múltiples ámbitos, especialmente en la población. Uno de los efectos mas significativos de esta crisis fue la emigración masiva de ecuatorianos, causada por las perdidas de empleo y la calidad de la educación, según Fretes-Cibils et al.(2003), la calidad de la educación básica era calificada como la peor entre 19 países de América Latina. El fin de dichas migraciones era encontrar un mejor nivel de vida. Los países de destino donde emigraron mayoritariamente los ecuatorianos fueron Estados Unidos, Italia y de manera especial España.

Carla, emigró de forma voluntaria a España en el año 2001, con 21 años, tras separarse de su pareja y verse con dificultades de continuar sus estudios de Bellas Artes dada la complicada situación que se vivía en su país; también motivada por la búsqueda de una mayor seguridad y una mejor calidad de vida.

Eligió España como país de destino, ya que tenía unas primas que vivían en Madrid; con la idea de trabajar y poder continuar sus estudios. La emigración se hizo posible gracias a un préstamo que solicitó su padre al banco, tras poner la casa como aval. Con ese dinero, ella pudo comprar el billete del avión y traer a España unos ahorros con los que pasar las primeras semanas. A su llegada a España, como habían previsto, le estaban esperando sus primas. Ella no conocía previamente el país, ni la cultura.

En el momento en el que emigró, la mujer tenía dos hijos, un bebé de 6 meses y un niño de 4 años, que se quedaron con sus abuelos, pese a ello, la separación de sus hijos se convirtió en lo más duro de todo su proceso migratorio, además de separarse de los demás miembros de su familia, como de sus padres, amigos, etc. y por supuesto dejar su tierra.

En cuanto a la vida en España, al principio fue duro, no disponía de ninguna oferta de trabajo previa a su llegada. Nada más llegar,  comenzó una intensa búsqueda que dio sus frutos en menos de una semana. Encontró un trabajo de empleada de hogar interna con una persona mayor, donde el sueldo era aceptable, pero la señora tenia comportamientos y comentarios racistas, esto, acompañado a que el trabajo no le dejaba tiempo libre para continuar los estudios, hizo que dejara el trabajo. Rápidamente encontró otro trabajo en el que no tuvo ningún problema de discriminación racista y que le permitía tener mas tiempo libre.

A los cuatro años de estar en España, en el año 2005, pudo reagrupar a sus dos hijos, encargándose ella de todos los trámites, y preparando ella sola el proceso y su llegada. Con ello pudo estabilizar su situación, y aliviar la dureza y el dolor que este proceso produce en todas las personas, y aún más en las madres que tienen que dejar a sus hijos.

Estefanía, la hija pequeña, cuenta la dureza de este proceso en una menor. Apenas tenía 4 años, pero recuerda con claridad el cambió de vida que sufrió. Recuerda cómo lo mas duro de su proceso, el separarse de sus abuelos, quienes se encargaban de ellos en Ecuador, y comenzar a vivir con su madre, que, aunque les visitaba cada pocos meses, no estaba acostumbrada a vivir con ella. Sufrió un cambio del estilo de vida y las costumbres, lo que le provocó un choque emocional que le costó superar. Este proceso se le hizo más fácil gracias a estar con su madre y su hermano, con los que, como ella relata, se sentía segura.

Ambas afirman no querer volver a vivir en Ecuador,  aunque no dejan de ir de visita. Están adaptadas y acostumbradas al estilo de vida de España y no se ven viviendo de nuevo en ecuador. Otro motivo por el que no volverían a Ecuador es por la zona y po las condiciones económicas y sociales que vive su familia allí, y que si volvieran se instalarian con ellos. Ambas volverían a emigrar a España, dado que su proceso migratorio resultó muy positivo en sus vidas.

 

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