Esta es una de las películas más conocidas de terror de la historia, y tiene una larga lista de horrores a lo largo de producción. Lo que más llama la atención es la cadena de fallecimientos que se produjeron entre el equipo técnico y artístico de la película. Se dice que murieron entre cuatro y nueve personas durante el rodaje, dos de ellos actores: Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros. A parte de ellos dos decoradores se incendiaron y algunos testimonios afirman que Linda Blair, la actriz principal de la película, pronosticó la muerte de un miembro del equipo técnico en una línea de diálogo.
También En la primera semana de rodaje, murieron el abuelo de la protagonista femenina, Linda Blair, y el hermano del protagonista masculino, Max Von Sydow.
El hijo del actor Jason Miller, que interpretaba al sufridor padre Karras, sufrió un grave accidente de moto que casi acaba con su vida.
Ellen Burstym, que encarnaba a la madre de Reagan (Linda Blair), tuvo que abandonar el rodaje durante dos semanas, a causa de un fuerte dolor en la espalda.
Durante seis semanas se paralizó el rodaje de la película, por el inexplicable incendio de los decorados de la habitación de la niña.
Un carpintero perdió un dedo mientras trabajaba en esos mismos decorados.
Se dice, que la figura del demonio Pazuzu, que aparece al comienzo del film, se perdió en su camino a Irak, donde se iban a rodar las escenas de las excavaciones arqueológicas, apareciendo luego en Hong Kong.
Varios metros de película ya filmados y positivados, desparecieron igualmente misteriosamente.
¿Serán casualidades, o en realidad recae una maldición sobre esta película?
LA TRILOGÍA DE POLTERGEIST.
El maleficio que acompañó a la primera pelicula de la saga se extendió a toda la trilogía. Según se cuenta, la mala suerte arrancó después de que se utilizaron restos humanos verdaderos para algunas de las escenas de la primera parte. Así, entre el primer y el tercer filme, cuatro miembros del reparto murieron. Dominique Dunne, que interpretaba a la hermana mayor de Dana, fue asesinada por su novio a la edad de 22 años. Julian Beck, que interpretaba a Kane en la segunda parte, murió de cáncer de estómago a los 60 años. Will Sampson, el médico indio del segundo filme, falleció por culpa de problemas post-operatorios a los 53 años. Y Heather O’Rourke murió de choque séptico a los 12 años. Se dice que su madre, mientras se encontraba en la sala de espera del hospital donde atendían a su hija, aseguró haberla visto por una ventana diciéndole: “Mamá, no voy a volver”.
SUPERMAN
El primer actor que interpretó al superhéroe en la serie de televisión de los años 50’, George Reeves, fue encontrado muerto de un disparo. El segundo actor que se puso el traje de Superman, Christopher Reeve, sufrió años después un terrible accidente tras caerse de un caballo. Quedó parapléjico y postrado en una silla de ruedas hasta el momento de su muerte, en 2004.
Otros actores también habrían sufrido la supuesta maldición de la película. La actriz Margot Kidder, que interpretó a Louis Lane, desarrolló un trastorno bipolar que la obligó a internarse en una clínica, aunque se recuperó después. Al actor cómico Richard Pryor, que participó en Superman III, se le diagnosticó esclerosis múltiple, mientras que Marlon Brando, quien interpretó al padre de Superman, experimentó a los pocos años una serie de desventuras personales que lo llevaron a convertirse en una especie de misántropo.
LA PROFECÍA
Las historias desgraciadas que rodearon a esta película son increíbles. El avión donde viajaba el actor Gregory Peck fue impactado por un rayo y, ocho horas después, ocurrió lo mismo con la aeronave en la que viajaba el guionista. El equipo arrendó un jet para movilizarse, pero por sobreventa no pudieron subirse. El avión despegó sin ellos y a los pocos minutos se estrelló contra un automóvil, que luego impactó a otro vehículo donde viajaban la esposa e hijo del piloto. Todos fallecieron. El productor, además, se salvó de una bomba que el grupo terrorista IRA había colocado en su hotel. Lo mismo ocurrió con el director y un grupo de actores, que se aprestaban a comer en un restaurante. Tras el rodaje del film, el experto en efectos especiales John Richardson sufrió un accidente automovilístico en el que una colaboradora resultó decapitada, tal como ocurre en una escena de la película. Junto al coche accidentado se encontró la señal: “Ommen, 66.6km”. Finalmente, para rodar ciertas escenas del filme el equipo de producción debió traer a varios felinos. Cuando se terminó de rodar, dos de los animales mataron a un cuidador.
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