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Ser voluntario no es una mera experiencia, ¡es una forma de vivir!
 
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Hay cosas que no puede comprar el dinero.

¡Pues otro día mas!

Hoy os voy a seguir contando mi experiencia como voluntaria en Adsis, experiencia que sigo viviendo y disfrutando.

Esta tarde me voy a centrar en mis primeras semanas, en mis primeras sensaciones, mis primeros llantos y mis primeras risas.

Mi primer día fue una “prueba” antes de quedarme definitivamente.

Ese día llegué mas nerviosa que un flan. Y lo primero que hicieron fue presentarme, a duras penas, a un grupo de 12 niños de entre 5-12 años que no paraban de gritar y saltar por todos lados y que no se enteraron de como me llamaba, bueno, ni de que estaba allí.

Todo lo contrario a lo que se pretende con esos niños… Que es algo tal que así:

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Pero ni en nuestros mejores sueños. De hecho era algo más o menos así (exagerando un poco, mucho):

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La coordinadora me dijo que no me asustase que llevaban ya un año con ellos y cada día estaban mas civilizados…

Yo me senté con dos niñas a ayudarlas hacer los deberes y a jugar cuando acabasen. Me preguntaron el nombre y al decir Luna las llamó tanto la atención que empezaron a decírselo a todos los niños que había en la sala.

Acabé rodeada de un montón de niños que a cada cual me gritaba más para contarme que habían tenido una perra que se llamaba Luna, y si no había sido él había sido su primo, su tío o en su defecto un vecino.

Cada vez estaba más nerviosa y cada vez me trababa más al hablar. Una de las voluntarias que se dio cuenta pegó un par de gritos y me quitó a todos los niños de encima. La debo la vida.

Cuando acabamos, la coordinadora del grupo de apoyo me estuvo explicando muy por encima la situación familiar y económica de cada niño. Y cada caso era peor que el anterior.

De camino a casa iba pensando lo duro que iba a ser pero que no podía dejarlo. El echo de pensar todo lo que habían pasado o estaban pasando unas criaturas inocentes me hacía darme cuenta del por qué de su rebeldía y que toda ayuda es poca para intentar que esos niños tengan un futuro mejor.

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Las siguientes semanas fueron parecidas al primer día, hasta que dí mi primer grito. Ese día me di cuenta de que por fin había superado mi etapa de novata.

Aunque la verdad es que impongo poco porque lo único que hacían es callarse un segundo, mirarme y volver a girarse para seguir cada uno a lo suyo.

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Se acercaba el fin del curso, y yo aún no estaba hecha a 100% a los niños. Y me planteaba si cuando acabase este curso sería capaz de volver en septiembre. Pero en las últimas semanas las niñas me hicieron más dibujos que nunca, los niños me daban abrazos y besos y me decían cuanto me iban a echar de menos en verano. Eso compensaba completamente las veces que me sacaban de quicio.

Que un niño te abrace todo lo fuerte que puede, o que un padre te de las gracias porque su hijo/a siempre habla de lo buena que eres es algo que no se paga con dinero.

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Es el sentimiento más increíble que he sentido nunca.

Por hoy creo que os he contado suficientes cosas pero no me voy sin animaros a que participéis en alguna asociación no lucrativa, que os hagáis voluntarios.

A mi los niños es algo que me apasiona pero hay personas que prefieren ayudar de otra forma, y todas son perfectas, el caso es ayudar.

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You can help :)

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Toma de contacto…

¡Buenas!

Me llamo Luna y estudio gestión de pymes en la Universidad de Salamanca.

En mi blog voy hablar un poco sobre una de las cosas que más me gusta hacer en mi tiempo libre. Soy voluntaria de una asociación en la que entre sus muchas cosas da apoyo a los niños de entre 5-12 años en el ámbito escolar.

Empezaré por contaros como acabé en esto.

Desde siempre me ha gustado todo lo que tuviera que ver con voluntariado y ayudar a quienes más lo necesitan. Esta vocación me la ha inculcado mi madre. Siempre he estado metida en cosas esporádicas en Cruz Roja pero cuando estaba a punto de cumplir los 18 años me plantee ser voluntaria fija en Cruz Roja pero me echaba mucho para atrás la idea de tener que perder tanto tiempo en los trayectos ya que yo por entonces no tenía coche y vivo a 10 km de Salamanca.

 uno

Un día en clase vinieron dos chicas a darnos una charla sobre lo poco que ayudamos a los demás, vamos, a conmovernos un poco el corazón. Al final de la clase explicaron que ellas eran voluntarias de una asociación de Salamanca llamada Adsis y que nos invitaban a hacernos voluntarios.

 dos

A mí me llamó la atención la idea ya que uno de sus voluntariados se desarrollaba en Santa Marta, que es donde vivo.

Me informé bien y acabé teniendo una entrevista con la coordinadora para explicarme que era exactamente lo que tenía que hacer y explicarme que firmar aquello era un compromiso serio y que implica ser una persona paciente, muy muy paciente…

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A pesar de asustarme por todo lo que tenía que hacer decidí aceptar esta nueva aventura, y la verdad que las primeras semanas no fueron nada fáciles… Pero esto os lo cuento otro día!

Antes de irme hoy os dejo la página oficial de la asociación por si queréis echarla un vistazo y, de paso, ¡colaborar!

¡Adsis!

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