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Una afición diferente
Ser voluntario no es una mera experiencia, ¡es una forma de vivir!
 
Archivo | noviembre, 2014

Que vienen Los Reyes…

Tercer día de mi blog y hoy quiero dar un salto en el tiempo.

Como os contaba en la página anterior me encontraba en los últimos momentos antes de que dieran las vacaciones de verano.

En esos días me centré en una niña de 5 años. Tenía una situación familiar bastante complicada, al margen de que llevaba muy poquito tiempo en España.

Patricia, era sorprendentemente lista. Y además tenía unas carencias afectivas increíbles. Las cuales yo intentaba llenar todo lo que podía los días que la veía.

Llegó el día de la despedida y Patricia no se quería separar de mi pero yo la prometí que en dos meses volveríamos a vernos todas las semanas.

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Fue la despedida que más me costó sin duda.

Durante ese verano veía a mis niños por la calle y siempre era un placer ver a Patricia y sus abrazos eternos.

Cuando acabó el verano retomamos el voluntariado de apoyo.

Todo era genial, los niños estaban encantados y entre los voluntarios había muy buena relación.

Pero me había algo que me inquietaba. Y es que Patricia estaba realmente rara. Apenas hablaba y sonreía… No éramos capaces de sacarla que la pasaba y su madre, por supuesto, tampoco lo sabía. Yo estaba muy preocupada. Y mi preocupación no fue en vano, ya que a los pocos días Patricia dejó de asistir. Nos enteramos gracias a su colegio que habían vuelto a Portugal… No volvimos a saber nada de ella, de mi pequeña, de la niña que con 5 añitos sabía leer por sí misma porque “la encantaba aprender”.

Fue uno de los días más duros del voluntariado. Pero había que seguir sonriendo porque no era la única niña que nos necesitaba, había unos cuantos más…

Y como ya he contado una parte triste ahora voy hacer un salto en el tiempo de unos meses.

Se acercaba Navidad y se nos ocurrió la idea de reunir juguetes que estuvieran en buen estado y hacerles una fiesta de Reyes.

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Nos tiramos unas cuantas semanas recaudando cosas. Y luego varios días seleccionando y envolviendo, vamos una locura. Pero por fin acabamos de envolver y de etiquetar cada montón de regalos de su respectivo futuro dueño/a. El resultado fue increíblemente bonito…

Os dejo aquí una prueba para que veáis que digo la verdad:

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Llegó el día y solo aparecimos dos voluntarias. Tuvimos que pedir ayuda para hinchar los globos con los que íbamos a llenar la sala. Al final conseguimos poner cada montón de regalos cada una con un nombre a tiempo colocados en varias sillas que rodeaban toda la sala. Y todo lleno de globos. Ya estábamos preparados con todo apagado para la sorpresa.

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¡¡¡Han venido los Reyes!!! Incluso para estos pequeños rebeldes.

Pincha aquí, merece la pena verlo! :D

Y esto es todo por hoy. Pero os repito de nuevo, podéis colaborar con nuestra asociación o informaros, aquí:

¡¡¡Adsis!!!

Y recordad… :

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Hay cosas que no puede comprar el dinero.

¡Pues otro día mas!

Hoy os voy a seguir contando mi experiencia como voluntaria en Adsis, experiencia que sigo viviendo y disfrutando.

Esta tarde me voy a centrar en mis primeras semanas, en mis primeras sensaciones, mis primeros llantos y mis primeras risas.

Mi primer día fue una “prueba” antes de quedarme definitivamente.

Ese día llegué mas nerviosa que un flan. Y lo primero que hicieron fue presentarme, a duras penas, a un grupo de 12 niños de entre 5-12 años que no paraban de gritar y saltar por todos lados y que no se enteraron de como me llamaba, bueno, ni de que estaba allí.

Todo lo contrario a lo que se pretende con esos niños… Que es algo tal que así:

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Pero ni en nuestros mejores sueños. De hecho era algo más o menos así (exagerando un poco, mucho):

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La coordinadora me dijo que no me asustase que llevaban ya un año con ellos y cada día estaban mas civilizados…

Yo me senté con dos niñas a ayudarlas hacer los deberes y a jugar cuando acabasen. Me preguntaron el nombre y al decir Luna las llamó tanto la atención que empezaron a decírselo a todos los niños que había en la sala.

Acabé rodeada de un montón de niños que a cada cual me gritaba más para contarme que habían tenido una perra que se llamaba Luna, y si no había sido él había sido su primo, su tío o en su defecto un vecino.

Cada vez estaba más nerviosa y cada vez me trababa más al hablar. Una de las voluntarias que se dio cuenta pegó un par de gritos y me quitó a todos los niños de encima. La debo la vida.

Cuando acabamos, la coordinadora del grupo de apoyo me estuvo explicando muy por encima la situación familiar y económica de cada niño. Y cada caso era peor que el anterior.

De camino a casa iba pensando lo duro que iba a ser pero que no podía dejarlo. El echo de pensar todo lo que habían pasado o estaban pasando unas criaturas inocentes me hacía darme cuenta del por qué de su rebeldía y que toda ayuda es poca para intentar que esos niños tengan un futuro mejor.

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Las siguientes semanas fueron parecidas al primer día, hasta que dí mi primer grito. Ese día me di cuenta de que por fin había superado mi etapa de novata.

Aunque la verdad es que impongo poco porque lo único que hacían es callarse un segundo, mirarme y volver a girarse para seguir cada uno a lo suyo.

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Se acercaba el fin del curso, y yo aún no estaba hecha a 100% a los niños. Y me planteaba si cuando acabase este curso sería capaz de volver en septiembre. Pero en las últimas semanas las niñas me hicieron más dibujos que nunca, los niños me daban abrazos y besos y me decían cuanto me iban a echar de menos en verano. Eso compensaba completamente las veces que me sacaban de quicio.

Que un niño te abrace todo lo fuerte que puede, o que un padre te de las gracias porque su hijo/a siempre habla de lo buena que eres es algo que no se paga con dinero.

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Es el sentimiento más increíble que he sentido nunca.

Por hoy creo que os he contado suficientes cosas pero no me voy sin animaros a que participéis en alguna asociación no lucrativa, que os hagáis voluntarios.

A mi los niños es algo que me apasiona pero hay personas que prefieren ayudar de otra forma, y todas son perfectas, el caso es ayudar.

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You can help :)

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Toma de contacto…

¡Buenas!

Me llamo Luna y estudio gestión de pymes en la Universidad de Salamanca.

En mi blog voy hablar un poco sobre una de las cosas que más me gusta hacer en mi tiempo libre. Soy voluntaria de una asociación en la que entre sus muchas cosas da apoyo a los niños de entre 5-12 años en el ámbito escolar.

Empezaré por contaros como acabé en esto.

Desde siempre me ha gustado todo lo que tuviera que ver con voluntariado y ayudar a quienes más lo necesitan. Esta vocación me la ha inculcado mi madre. Siempre he estado metida en cosas esporádicas en Cruz Roja pero cuando estaba a punto de cumplir los 18 años me plantee ser voluntaria fija en Cruz Roja pero me echaba mucho para atrás la idea de tener que perder tanto tiempo en los trayectos ya que yo por entonces no tenía coche y vivo a 10 km de Salamanca.

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Un día en clase vinieron dos chicas a darnos una charla sobre lo poco que ayudamos a los demás, vamos, a conmovernos un poco el corazón. Al final de la clase explicaron que ellas eran voluntarias de una asociación de Salamanca llamada Adsis y que nos invitaban a hacernos voluntarios.

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A mí me llamó la atención la idea ya que uno de sus voluntariados se desarrollaba en Santa Marta, que es donde vivo.

Me informé bien y acabé teniendo una entrevista con la coordinadora para explicarme que era exactamente lo que tenía que hacer y explicarme que firmar aquello era un compromiso serio y que implica ser una persona paciente, muy muy paciente…

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A pesar de asustarme por todo lo que tenía que hacer decidí aceptar esta nueva aventura, y la verdad que las primeras semanas no fueron nada fáciles… Pero esto os lo cuento otro día!

Antes de irme hoy os dejo la página oficial de la asociación por si queréis echarla un vistazo y, de paso, ¡colaborar!

¡Adsis!

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