DEJAR MI PAÍS (PERÚ)

Realmente no sé en qué momento dejé Perú. ¿Qué significa dejar tú país? ¿Ya no estar físicamente en ese lugar? ¿Irte? Para ser sinceros, yo aún siento que el 70% de mi corazón y mente están allá; con mi familia, con mis amigos, con mi pueblo.

Y es que sí, estudio en Lima (capital de Perú ¡Mi bello Perú!), nací ahí; pero he vivido 17 de mis 21 años de vida en Huaral, una provincia al norte de la caótica “Ciudad de los Reyes”.  Un lugar pequeño y encantador, con la hospitalidad de la gente Salamantina pero no tan moderno como o capitalizado. Desde donde día a día viajo diariamente tres horas hasta mi querida “Universidad de Lima”.

Creo que desde que me informaron que había sido aceptada para realizar el intercambio de estudios, no asimilé lo que realmente iba a suceder hasta el mismo día que iba camino al aeropuerto, para ser más exactos desde el momento que comencé a decirle hasta luego a mi casa, precisamente desde que cargué a mi perrito para despedirme, y sentir que no podía soltarlo porque simplemente mis lágrimas comenzaban a caer. Llantos silenciosos que ya se habían asomado semanas antes poco a poco, imaginando mi futuro escenarios lejos de los míos.

Querer comer todas los platos que no podrás saborear medio año, dar los miles de abrazos y besos a quiénes ya no podrás tener contigo, realizar la misma ruta por donde ya no podrás pasar seis meses, dormir la última noche en mi cama junto a mi hermanito, subir al último bus que me lleva a Lima desde Huaral, despedirme de la señora que ayuda en mi casa, ir a mi restaurante favorito a almorzar mi comida favorita, ir a bailar con mis amigos de toda la vida el último fin de semana, por lo menos este año; acariciar por última vez a mi mascota, darle un último abrazo a mis padres, un último abrazo a mi hermano. De pronto, cosas que no hiciste en mucho tiempo quieres hacerlas en dos días o uno. Y todos esos momentos se te pasan por la cabeza mientras volteas y comienzas a caminar, sin voltear, directo al embarque. Cuando te das cuenta que ya no hay marcha atrás.

Así que dejar mi país, no significó solo ya no estar físicamente, es dejar recuerdos, es dejar pensamientos, y también sentimientos.  Situación donde el miedo a subirme al avión y el largo recorrido quedaron opacados por la nostalgia de dejar mi amado lugar. Así solo sean unos cortos pero largos SEIS MESES.