Una, si no la más famosa de las película del cine de terror es “El exorcista”, película de los años 70, y ganadora de dos Oscars y cuatro Globos de Oro, además del premio Saturn a mejor película de terror.
Es en este punto cuando quiero aportar mi granito de arena. Esta película ha de verse desde dos perspectivas: calidad y cantidad.
En cuanto a calidad del filme, no se puede negar que para los años en los que fue estrenada, tiene una calidad de sonido e imagen increíbles, pero lamentablemente, no tienen mucho que hacer hoy en día. Es triste afirmar que hoy en día podemos encontrar varias películas bastante mejores, ya que la calidad de las películas ha de analizarse en conjunto, y no porque haya sido la primera que trata el tema de una posesión ha de ser la mejor para siempre. Este es un error que lamentablemente no vamos a poder erradicar. Si aplicamos este error al ámbito del automóvil, es como decir que hoy en día va a ser mejor un Ford del 86 que uno actual. Craso error. Al igual que un coche moderno nos satisfará mejor la necesidad de desplazarnos que uno de los años 80, una película de una cartelera de 2010 nos satisfará mejor la necesidad de querer pasar un poquito de miedo. Eso,si las cosas se hacen bien.
En cuanto a la cantidad, hago referencia al número de películas con la misma temática. “El exorcista” fue pionera en su temática. Muy bien encauzada y ambientada. Pero ha de decirse que hoy en día, no obstante, sobran películas con la temática de exorcismos y posesiones. Tanto es así, que se estrenan una mínima de dos por año.
Quiero sacar pues a conclusión que no es una crítica a que “El exorcista” sea una película mala, ni de lejos, es muy buena. Pero al igual que es muy buena, analizando la calidad general de las películas parecidas que hay hoy en día, no tiene mucho que hacer.
Quiero dejar a parte a los fanáticos, que llevados por el amor hacia la película, se ciegan en el presente, y en las grandes ofertas que nos da el cine (cierto es que no siempre) en comparación con “El exorcista”.
Poco a poco es importante dejarnos llevar por la fama que precede a ciertas películas, verlas y compararlas nosotros mismos con las que hay más modernas, y darnos cuenta de que hoy en día, la capacidad que tienen los directores en hacérnoslo pasar mal es mucho mayor que en los años 70.



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