Se cumple el 115ª aniversario del nacimiento del primer proyector cinmetográfico, inventado por los geniales hermanos Auguste y Louis Lumiére. Este extraordinario acontecimiento originó en los franceses de finales del XIX un asombro y expectación incomparable con cualquier otro suceso de la historia (al menos por aquel momento).
Fue concretamente en Febrero de 1895 cuando los Hermanos Lumiére presentaron la patente oficial del primer dispositivo óptico destinado a proyectar imágenes en movimiento.
Éste reproducía y proyectaba en una pantalla una sucesión de 16 imágenes por segundo, en blanco y negro y sin sonido grabado referente al diálogo (cine mudo). Estas primigenias reproducciones estuvieron en boga desde su inicio hasta aproximadamente finales de los 20 del pasado siglo. Hoy en día son nostálgicamente recordadas por su semblante entrañable, su velocidad algo acelerada que aportaba una vis cómica y la famosa pianola que favoracía cierto toque risueño.
No obstante, no todo fue regocijo y alegría pues, para muchas de las gentes de la época, aquello encerraba un cierto misterio, a simple vista inexplicable, que enseguida se asoció a las artes oscuras y a la brujería; por no hablar del miedo que ello suscitaba.
Es ya mundialmente famosa aquella imagen de una locomotora acercándose de manera desaforada hacia el público expectante y a éstos mismos huyendo despavoridos de las salas como si el mismísimo diablo corriese tras ellos.
Aqui aquel video:
Hace solo un par de años que se viene desarrollando y perfeccionando la proyección tridimensional (Digital 3D) emulando a la capacidad de visión del ojo humano. Esta es una proyección más limpia y acabada pero, a mi juicio, más fría, desafectiva y con cierto desencanto.
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