El éxito del que enseña sólo puede definirse a partir del éxito del que aprende
En esta entrada hablaremos sobre las rúbricas, un nuevo sistema de evaluación que cuya popularidad está en alza y que permite, tanto al alumno como al profesor, tener una visión clara de qué se va a evaluar, orientando el desempeño del estudiante hacia lo que el profesor considera más importante; y cómo. De esta forma se convierte en evaluador más justo, pero además en una herramienta de aprendizaje de lo más útil, pues permite ver al estudiante en qué debe mejorar o qué no ha hecho correctamente.
¿Pero qué es una rúbrica? Pues no es más que una guía de puntuación para evaluar una determinada tarea o actividad, en las que se describen las características dicha tarea/actividad graduadas en diferentes niveles de calidad, a cada uno de los cuáles se le asigna una puntuación. En cristiano, es una plantilla en la que se describen los diferentes elementos que vamos a evaluar y se establece para cada uno una serie de niveles de rendimiento, de forma que el estudiante sabe qué debe hacer para obtener la máxima puntuación en un ítem.
Con una rúbrica podemos evaluar cualquier tipo de actividad, son tremendamente versátiles, además son una herramienta muy adecuada para la cooperación entre profesores, porque les permite evaluar actividades de otras especialidades porque lo que encajan muy bien en metodologías interdisciplinares como el aprendizaje basado en proyectos. Como ejemplo os presento dos, una que he elaborado yo para la evaluación de un trabajo escrito, me estoy iniciando en su uso así que no seáis muy estrictos conmigo, iré aprendiendo; otra elaborada por las profesoras del Máster para la evaluación de la actividad del debate que llevamos a cabo en clase; y finalmente una que preparamos varios compañeros para la evaluación de la asignatura. Como veis la casuística para la aplicación de este modelo de evaluación es de lo más variada.
Rúbrica de Evaluación de un Trabajo Escrito
Rúbrica de evaluación de la asignatura
Existen diferentes tipos de rúbricas en base a los criterios de calificación que se quieran dar a la tarea, por ejemplo si se va a valorar la tarea en conjunto o cada parte de ella, así tenemos las denominadas rúbricas Globales, y las Analíticas. No me voy a extender en este ámbito, porque no quiero elaborar otra soporífera entrada totalmente teórica como la del Trabajo Cooperativo (de nuevo pido disculpas por ella, aunque sea un buen somnífero), si no que comentaré brevemente algunas de las ventajas que creo tiene este sistema de evaluación.
Desde mi punto de vista su principal ventaja es que permiten llevar a cabo una evaluación más justa y detallada, reduciendo la subjetividad y en la que se han especificado los elementos a evaluar y los criterios para valorarlos y se ha informado al estudiante de los mismos. Como en ellas se describen diferentes niveles de logro pueden ser un muy buen elemento para una adecuada atención a la diversidad del alumnado. Además son muy sencillas de utilizar y muy útiles en la evaluación competencial, por lo que pueden ser empleadas por los propios estudiantes tanto para procesos de coevaluación como de autoevaluación.
Requieren bastante trabajo de elaboración, obligando al docente a reflexionar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cual redunda en un beneficio para los estudiantes. En esta mismo contexto muestran claramente las expectativas a alcanzar y los criterios de evaluación guiando la actividad del estudiante y permitiéndoles controlar y monitorizar su propio proceso de aprendizaje, lo que habitualmente denominamos metacognición. Finalmente proporciona un feedback inmediato, favoreciendo la detección de puntos débiles en el proceso de enseñanza y su subsanación.
Como podéis apreciar soy de la opinión de que las rúbricas son una herramienta de gran utilidad, tengo que reconocer que es complicado elaborar una buena rúbrica a la primera, pero no es nada que no se pueda aprender con un poco de práctica y perfeccionamiento.
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