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Universidad de Salamanca
Judit G.F
Profesora de Educación Secundaria - Física y Química
 

Decálogo sobre la metodología a seguir para impartir Física

 1. Sincronización de la teoría y la práctica.

A veces un pequeño experimento que se realice en clase, puede ayudar a entender un concepto importante.  Además, mostrar la relación entre las matemáticas y la física, y realizar experiencias en el laboratorio o en clase, permite trabajar varios tipos de inteligencias, como la lógico-matemática, la espacial, e incluso la cinestésica. De este modo, los alumnos quizás se sientan más “cercanos” al campo de la física.

 

2. Seguir un método inductivo/socrático.

Ir de lo concreto a lo general, de lo sencillo a lo complejo, de forma gradual y conectando siempre con los conocimientos previos del alumno. Considero que esto fomenta el aprendizaje por descubrimiento, y que puede ayudar a que los conocimientos nuevos que se adquieren sean más permanentes y transferibles. Además, esto está en sincronía con el método científico, dónde primero se observa, y luego se llegan a las ecuaciones, y no al contrario.

 

3. Dejarles experimentar por ellos mismos.

Con pequeños experimentos en el laboratorio o en clase, promoviendo el aprendizaje por “conflicto cognitivo”, es decir, aprender algo cuando se dan cuenta de que su hipótesis o pensamiento inicial no se sostiene. Los profesores no pueden enseñar nada, son los alumnos los que han de aprender. Además, como se comentaba en el punto 3, cuando trabajan ellos mismos en el laboratorio o con experimentos, se da la oportunidad de mostrar sus habilidades a aquellos alumnos que puede que tengan más dificultades con las matemáticas, pero que sepan manejar bien los instrumentos de laboratorio (inteligencia cinestética). Del mismo modo, se promueve el espíritu crítico, si son ellos mismos los que tienen que decidir si el resultado de un experimento es correcto, cómo lo podrían mejorar…etc.

 

4. Lanzar una pregunta “intrigante” a los alumnos al comienzo de la clase, o del tema.

La pregunta ha de ser atractiva para los estudiantes y, a priori, sin respuesta concreta para ellos. Así despertaremos su curiosidad y crearemos en ellos una cierta necesidad de saber. A poder ser, debemos elegir una pregunta que esté relacionada, en la medida de lo posible, con su entorno cotidiano.

 

 5. Relacionar lo visto en clase, con situaciones de la vida cotidiana.

La física es, básicamente, la descripción del mundo que nos rodea. Por ello es fácil que los alumnos puedan identificar contenidos vistos en el aula, con fenómenos que se dan en el día a día de los estudiantes. (Ej.: Columpios y el MAS; el arcoíris y el fenómeno de refracción óptica, la sensación de salirse de una curva cuando vas en coche y el principio de inercia…).

 

 6. Utilizar símiles y analogías.

A veces utilizar una analogía para explicar un concepto que parece complicado a simple vista, es útil para comenzar a comprenderlo (visualizar una onda con el movimiento de una cuerda, explicar el concepto de temperatura y presión del aire como si fueran pequeñas partículas que se mueven más o menos rápido…).

 

7. Mostrar la interrelación entre los distintos elementos de la física.

Todo (o casi todo) está relacionado, no solo en el ámbito de la física, sino también entre distintas asignaturas. La primera clase del tema 1, puede ser la clave para entender el tema 8 (Ej.: los vectores y las magnitudes y fuerzas; las derivadas y el cálculo de velocidades y aceleración…).

 

8. Hacerles ver la utilidad de la física (y de las demás asignaturas).

Esto estaría relacionado con el punto 5, dado que la utilidad se puede demostrar a través de las circunstancias del día a día, e incluso con el punto 7, dado que aspectos de la física pueden ayudar en otros ámbitos. Para mostrar aún más la utilidad de la física, quizás se pueden planteas ciertas actividades, como gymkanas o paisajes de aprendizaje, en las que los alumnos deban emplear los conocimientos para superar las pruebas. Y a su vez, esto fomenta el trabajo en grupo, el trabajo autónomo de los alumnos, y la motivación, dado que las pruebas se les presentarían como retos o desafíos.

 

 9. Proponerles problemas (no ejercicios) para que sean capaces de extrapolar los conocimientos a situaciones nuevas.

Deben ser capaces de aplicar las herramientas y contenidos trabajados en clase, a problemas que, si bien sean adecuados a su nivel, supongan un pequeño reto que les haga poner en juego todos los recursos de los que disponen. Lo importante no es tanto la solución, como que trabajen y se enfrenten ellos mismos al problema.

 10. Creación e interpretación de gráficas.

Las gráficas son fundamentales, no solo en física, sino en cualquier ámbito científico e incluso en el campo de las ciencias sociales. Además, las gráficas ayudan a visualizar las fórmulas matemáticas, de modo que contribuye a trabajar las distintas capacidades de los alumnos, impulsando no solo la inteligencia lógico-matemática, sino también la espacial.

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