Con puntualidad británica, el príncipe Felipe hacía su entrada en el teatro Campoamor de Oviedo rodeado de protestas ciudadanas que marcaron gran parte de la ceremonia. Posteriormente, y tan solo unos pasos detrás de él era el turno de su mujer, la princesa doña Letizia quien nuevamente volvió a convertirse en el centro de todas las miradas.
Con un look Black & White, la princesa volvió a apostar por Felipe Varela, su diseñador fetiche, con un dos piezas formado por una falda blanca de gasa y una blusa de manga francesa en georgete de seda en transparencias y pailletes.
Pero si hay algo que llamó la atención de su cuidado look, ese fue su peinado años 40, que emulaba a la actriz Veronica Lake quien siempre ocultaba la mitad de su rostro, dejando la otra mejilla libre.




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