De siempre han existido aficionados con gustos diferentes: unos al toro y otros al torero.
En mi opinión una cosa no debe ir en contra de la otra. El problema está en que muchos aficionados no valoran lo que hace un torero determinado delante de un toro porque no saben las dificultades del mismo; o cuando parte del público no ve lo bueno de un toro porque el que esta delante es “su” torero y sólo tratan de justificarlo, ahí entra el debate.
Según decía Antoñete, que en paz descanse, “Para ser un buen aficionado, antes de ser torerista hay que ser torista. Sólo así, entendiendo al toro, se será justo con los toreros”.
En mi opinión, en el punto intermedio está la virtud siempre.



Muy bien, Ignacio. ¡Vamos mejorando!