La inteligencia artificial consiste la simulación de procesos de inteligencia humana mediante combinación de algoritmos. Existen diferentes tipos de sistemas de inteligencia artificial:
- Sistemas que piensan como humanos: imitan actividades como la resolución de problemas y son capaces de aprender.
- Sistemas que actúan como humanos: realizan tareas de forma parecida a como lo hacen las personas.
- Sistemas que piensan racionalmente: tratan de imitar el pensamiento lógico del ser humano.
- Sistemas que actúan racionalmente: intentan reproducir el comportamiento humano.
Un ejemplo de inteligencia artificial que utilizamos de forma cotidiana son los asistentes de voz como Siri.
Es una tecnología muy difícil de controlar y que, si se usa de forma inadecuada, puede llegar a suponer un peligro para el ser humano. Es por esto que el Parlamento Europeo se ha visto obligado a elaborar una política, la cual fue aprobada el 12 de febrero de este mismo año y está orientada a regular su uso (no podrán generarse relaciones emocionales y se deberá complementar con mecanismos de seguridad para evitar el daño hacia las personas).
Se puede utilizar en ámbitos tan diversos como la empresa, educación o sanidad. En general puede ayudar a automatizar y agilizar procesos y analizar datos entre otros muchos aspectos.
En mi opinión, la inteligencia artificial es beneficiosa pero es un tipo de tecnología que debe estar muy cuidada y estudiada minuciosamente, y siempre debe ser usada en su justa medida. Con esto quiero decir que no debemos llevarla al extremo: no tiene sentido tratar de sustituir a las personas por robots que actúan de forma similar, no es ético. En este sentido cabe referenciar a Stephen Hawking, el cual señaló que “la inteligencia artificial augura el fin de la raza humana”.
¿Estará en lo cierto?
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