Ya se ha puesto sobre la mesa el siguiente actor que intervendrá en el internet de las cosas, y ese es el 5G, pero, ¿cómo entrará en nuestras vidas?, ¿qué repercusiones tendrá sobre el usuario?
Pues bien, primero pretendo responder a la primera pregunta. Desde Forum 5G (evento celebrado en Málaga a mediados de abril y en el que participan fabricantes, operadoras y otros protagonistas involucrados en el desarrollo de esta tecnología) aseguran que la hoja de ruta aproximada es la siguiente: desarrollar la infraestructura (2020), tarifas que ofrezcan el 5G (2021) y masividad de uso (2023). El problema se presenta sobre todo en la primera cuestión, pues preparar una infraestructura que permita que el 5G comience a estar presente será muy costoso para las operadoras móviles.
Por otro lado, considero que en la vida del usuario medio no tendrá un impacto significativo en los próximos años. La mayoría de personas (y me incluyo entre estas), tenemos una autonomía más que suficiente con el 4G hasta el momento, pues es una conexión rapidísima para la mayoría de las cosas que hacemos en nuestro día a día (Whatsapp, redes sociales, comprar por internet, ver noticias, etc). Además, el coste que asumiríamos (aseguran que el 5G requerirá un gasto medio de datos móviles de 30 GB) es elevadísimo para el poco diferencial que disfrutaremos con respecto al 4G, que consume mucho menos. Por otro lado, también es cierto que a los usuarios que más les interese tener una buena experiencia gaming si le mejorará la experiencia de uso de su smartphone.
Ahora bien, en el caso de las empresas y otros campos es bien diferente. Supondrá una innovación empresarial clave para incrementar la productividad de las empresas, así como para el futuro de los coches autónomos, los drones, y otras innovaciones que requieran de inteligencia artificial sofisticada.



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