
Las aguas del río Tormes son el hábitat de un gran coloso. El salmón del Danubio, popularmente conocido como hucho, puebla el tramo medio del río salmantino desde hace varias décadas. Los ejemplares que se capturan con caña de mayo a agosto llegan a pesar 16 kilos, lo que hace la delicia de los pescadores, que llegan desde todos los puntos del planeta para enfrentarse a este gran pez.
En toda la cornisa cantábrica, la cultura salmonera es un modo de vida que ha sobrevivido de generación en generación, a pesar que el estado de los ríos ha hecho que nuestro salmón atlántico -Salmo salar- esté en declive. Sin embargo, en plena meseta, a cientos de kilómetros de distancia, también existe un salmón, aunque importado. Se trata del hucho o salmón del danubio.
Este pez, introducido en 1968 por el desaparecido ICONA -Instituto para Conservación de la Naturaleza-, se ha aclimatado a las aguas del río Tormes salmantino y es el único lugar en España, y quizás en el resto del mundo, que esta especie está presente, a excepción de la cuenca del Danubio, su hábitat natural.
La población del hucho en el Tormes existe gracias a las repoblaciones periódicas que realiza la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. La reproducción se realiza artificialmente en el Centro Ictiogénico situado en la localidad de Galisancho, dedicado exclusivamente a esta especie. Los alevines nacen y crecen en estas instalaciones hasta que alcanzan un tamaño considerable -normalmente superior a los 50 centímetros y unos dos kilogramos de peso-.

En ese momento, la guardería de la Consejería de Medio Ambiente suelta estos ejemplares en el río Tormes, concretamente en el coto de Villagonzalo I. Sin estas repoblaciones, esta especie desaparecería poco a poco del río Tormes.
En la actualidad, el hucho se encuentra en el río Tormes aguas abajo de la presa de Santa Teresa, aunque el principal núcleo de la especie es el coto semintensivo de Villagonzalo I, donde se realizan repoblaciones periódicas. Sin embargo, todas las temporadas los aficionados consiguen buenos ejemplares en zonas libres situadas en localidades como Encinas de Abajo, Huerta o Aldealengua, entre otros. Ocasionalmente, se han pescado ejemplares en el mismo puente romano de la capital salmantina, aunque son capturas meramente anecdóticas. También hubo una población estable en el embalse de La Almendra, ya que a mediados del siglo XX se realizaron algunas pruebas de aclimatación en este lugar, aunque después se abandonaron concentrándose en el tramo medio del río Tormes.
Más de un metro de largo
El hucho o salmón del Danubio -Hucho hucho- es un pez de agua dulce que puede vivir en ríos sin salida al mar. En el río Tormes, se han obtenido ejemplares de hasta 16 kilogramos de peso y más de un metro de longitud, aunque en su lugar de origen pueden llegar a pesar cerca de 30 kilogramos. Su coloración es rojiza, cuyas tonalidades se intensifican en la época de celo, que se efectúa entre los meses de marzo y mayo. En las zonas de reproducción, conocidas como frezaderos, no es difícil observar a grandes machos peleándose por fecundar los huevos de una hembra. Aunque esta especie se reproduce en el río Tormes, sus puestas no son fértiles, por lo que todos los ejemplares que pueblan las aguas salmantinas proceden de las repoblaciones de la administración. El hucho se alimenta principalmente de otros peces de menor tamaño, como es el caso de bogas, cachos y sardas y en menor medida truchas.
Desde que el hucho apareció en el río Tormes, este salmón ha generado una gran expectación entre los pescadores deportivos salmantinos, españoles, e incluso de otros países, como es el caso de franceses, italianos y japoneses, entre otros, que todas las primaveras se desplazan hasta el tramo medio del río Tormes para obtener un hucho de varios kilogramos de peso, un trofeo muy preciado. Sin embargo, entre los aficionados locales, la llegada del salmón del Danubio provocó que surgieran partidarios y detractores.
Un pez depredador
Para pescarlo con ciertas garantías de éxito, el equipo básico del pescador debe estar compuesto de una caña potente y resistente y un carrete con un freno muy elástico para poder trabajar bien el pez cuando éste se encuentra en plena lucha. El sedal que se emplea para pescar huchos suele ser trenzado o monofilamento de gran resistencia, aunque también se utiliza el kevlar. Como depredador que es, los huchos atacan a cualquier señuelo que imite algún pequeño pez. Así funcionan con éxito cucharillas grandes y peces artificiales. En las últimas temporadas hay pescadores que desafían a este gran coloso del Tormes con mosca artificial, una técnica más vibrante y más complicada que la pesca tradicional.
Una vez que el hucho se siente trabado, intenta zafarse de los anzuelos con espectaculares carreras en plena corriente del río. El pescador debe tener aguante y trabajar con delicadeza el pez para que éste no rompa el sedal y logre escaparse. Así, después de varios minutos de dura lucha, el pescador posará para la posteridad con un gran hucho entre sus manos.
Dicen que aquel que pesca un hucho queda enganchado por esta especie y repite jornada de pesca en las aguas salmantinas, en un medio natural de indudable belleza, donde el salmón del Danubio es un invitado de lujo. Es el rey del Tormes.
Su pesca.
La temporada del hucho o salmón del Danubio en el río Tormes comienza en mayo y finaliza en agosto y es fijada cada año por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León a través de la Orden Anual de Pesca Aquellos pescadores que pretendan captura un hucho tienen dos opciones. La primera es acudir a los tramos de pesca libre situados por debajo del embalse de Santa Teresa para lo que necesitará únicamente la licencia de pesca, que se expide en la Delegación Territorial de Medio Ambiente de Salamanca.
La segunda opción es solicitar un permiso para el coto de Villagonzalo I. En este caso, el interesado deberá presentar una solicitud. La petición entrará a formar parte de un sorteo anual que determinará los pescadores y los días que podrán tentar al gran coloso del Tormes. La demanda de permisos es elevada, por lo que no hay garantías de que el pescador consiga todos los años un permiso en el acotado salmantino ni la fecha más adecuada.



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