DEMOCRACIA Y MINORÍAS (15M)

Si entendemos la democracia como el gobierno de la mayoría,  ¿cuál es el papel que desempeñan las minorías?

Imaginemos el siguiente ejemplo (ficticio): con la llegada de la fiebre democrática de 1977, la dirección de un asilo decide que, a partir de entonces, serán los propios residentes los que, por votación, elijan cuál será el postre de la semana: manzana o pera.  Realizado el escrutinio, se obtienen cuatro votos para manzana y tres votos para pera.  Los ancianos llevan tomando manzana de postre desde entonces, lo que, dado el tiempo que ha pasado, demuestra las indudables virtudes de dicha fruta para la salud.

Parece evidente que el comportamiento anterior es completamente democrático, pero ¿es justo?.  El primer error, bastante común, es someter a votación cualquier cuestión.  Típico es el caso, al menos en España, de un grupo en que una persona trabaja y el resto vota qué se debe hacer con el resultado de su esfuerzo.  Pero en el ejemplo anterior hay algo más. ¿No tiene derecho esa gran minoría del 43% a tomar pera en 32 años?  ¿Y si resulta que uno de los ancianos es alérgico a la manzana?

La esencia de la democracia, como sistema político, está en la máxima de “una persona, un voto”.  Partiendo de ahí, puede haber distintos “sabores” de democracia. En primer lugar, en qué se entiende por “persona”.  En nuestra democracia, no son personas a estos efectos los menores de 18 años, los inmigrantes no nacionalizados, etc.  En la democracia griega clásica, no eran personas ni mujeres ni esclavos.  En segundo lugar, hay que decidir qué se hace con el resultado de la votación.  En nuestro asilo, habiendo realizado la misma votación, nadie negará que parece más justo que cada voto represente lo que se va a tomar de postre cada día de la semana. ¿Es el sistema que tenemos en España democrático, según el principio anterior?  Pues no.  Al menos, no al 100%.  Pongamos dos ejemplos fácilmente verificables:

  1. En las últimas elecciones municipales de Salamanca, cada concejal que ha obtenido el partido ganador (el Partido Popular) está respaldado por 2242 votos.  Sin embargo, el partido de Rosa Díez (UPyD), con 3246 votos no consigue ni un solo concejal (fuente: http://elecciones.mir.es/resultados2011/).
  2. En las elecciones al Congreso de los Diputados de 2008, con 50000 votos salmantinos se elige a 0.9 diputados.  Los mismos 50000 votos, pero de madrileños, dan derecho a 0.5 diputado, un 70% menos. Si nos vamos a Soria, la situación es más lacerante.  50000 sorianos bastan para elegir a 1.8 diputados o, dicho de otro modo, hacen falta juntar a tres madrileños para que su fuerza electoral sea la de un único soriano. (fuente: http://www.elpais.com/especial/elecciones-generales/).

Estos males suelen achacarse, no si cierta malicia y genéricamente, a la ley D’Hondt. Si no fuera porque el sistema ideado por Víctor D’Hondt no puede ser considerado como el mayor avance matemático que los siglos han visto, seguro que haría que el interesado se revolviera en su tumba cada vez que se invoca esta falacia.

En el primer caso, el problema surge porque si no consigues el 5% de los votos válidos, no tienes derecho a participar en el reparto de concejales.  Se te excluye directamente.  En ayuntamientos con más de 20 concejales (el de Salamanca tiene 27), se hace evidente la celada.

El segundo caso es aún peor, pues la excusa que se suele poner es más torticera, si cabe.  Consiste en que se divide España en circunscripciones electorales (en esencia provinciales) y se le asigna a cada una un número de diputados proporcional a su población, con un mínimo de dos.  Salamanca tiene derecho a cuatro.  Cualquier partido que no obtenga más de un 25% de votos válidos en Salamanca, o sea, 50000 votos, no es tenido en cuenta en el Congreso de los Diputados.  Son votos perdidos en el limbo de nuestra Democracia.

El resultado de todo esto es una composición del Parlamento en el que porcentaje de votos y porcentaje de diputados tiene muy poco que ver:
PSOE – 43.6% de votos, 48.3% de diputados
PP – 40.1% de votos, 43.7% de diputados
CiU – 3.0% de votos, 3.1% de diputados
EAJ-PNV – 1.2% de votos, 1.7% de diputados
IU – 3.8% de votos, 0.6% de diputados
BNG – 0.8% de votos, 0.6% de diputados
CC-PNC – 0.7% de votos, 0.6% de diputados
UPyD – 1.2% de votos, 0.3% de diputados
Na-Bai – 0.2% de votos, 0.3% de diputados

Los dos partidos mayoritarios difunden la especie de que son los partidos nacionalistas los grandes beneficiarios del sistema.  La verdad es que, muy al contrario, el sistema actual es justo con los partidos nacionalistas, perjudica notablemente a los partidos nacionales minoritarios y les beneficia a ellos.

Las razones del sistema actual son meramente finalistas.  Un parlamento más democrático implica más minorías y es menos gobernable.  El papel de las minorías parlamentarias (el momento en que sus opciones pueden salir adelante) consiste en apoyar a una de las mayorías cuando esta no es absoluta y, esta ligera brisa democrática, es también muy criticada, fundamentalmente porque en España esas minorías suelen ser de nacionalistas.  Si hubiera de buscarse un auténtico culpable (yo no lo creo), estaría en las dos mayorías, pues sin su división, no darían lugar a ese fugaz “gobierno de las minorías”.

La solución a los problemas electorales no está, como se suele decir, en las listas abiertas.  Ese es un asunto aparte.  La solución pasa por la circunscripción única en las elecciones a órganos nacionales y la eliminación de esos porcentajes mínimos de votos, vergonzantes para cualquier demócrata que se precie, en todas las elecciones. No es necesario, para ello, renunciar a los partidos políticos y a las candidaturas.

Pero como los que tienen la llave de cambiar esa situación son los ancianos que han elegido manzana, es de suponer que difícilmente cambiará, lo cual no deja de ser democrático pero, a la vez, completamente injusto.  Y la injusticia, como cualquier veneno, se va acumulando en el tejido social, sin que los mecanismos de limpieza del organismo sean capaces de eliminarla.

¿Es, por consiguiente, el movimiento del 15-M antidemocrático?
De ninguna manera.

Gyermo.

Una respuesta para DEMOCRACIA Y MINORÍAS (15M)

  1. sergiomozs 10 julio 2012 en 23:07 #

    Como siempre, diciendo verdades como puños. Un saludo de un antiguo alumno y no cambies nunca

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