Hace más de un siglo que los psicólogos vienen estudiando estos fenómenos sin llegar a ponerse de acuerdo. Sigue siendo una incógnita la causa o causas que los producen y ninguna explicación parece plenamente satisfactoria.
Sólo algunas distorsiones relacionadas con la estructura fisiológica del ojo como el punto ciego, la irradiación, el astigmatismo, las cataratas, etc., tienen explicaciones convincentes.
Se conocen más de doscientas ilusiones diferentes, comprobándose que todas ellas tienen dos componentes comunes:
a) se estimula la distorsión por medios comparativos próximos.
b) siempre hay un elemento “inductivo o estimulante” y otro “de prueba o afectado”.
David Katz respalda esta teoría comparativa y, sólo así, explica que para la antigua sicología atomista no pudiera ser comprendida, al hacer por separado el análisis de sus distintos elementos aislados del contexto, y no partiendo de la visión global de la figura.
Es importante para el arte este concepto comparativo de las partes y el todo, ya que sus esquemas de tamaño, proporción, lleno, vacío, ladeado, bajo, alto, etc., siempre son en relación al conjunto, y tomando “referencias” que consideramos estables y correctas, por ejemplo: los límites del lienzo en ángulo recto, la horizontal y la vertical referidos al nivel del suelo, los tamaños en relación con escalas referidas a elementos muy conocidos como los cuerpos humanos, vehículos, muebles…









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