El presidente de la Generalitat, Artur Mas, logró ayer la imagen que buscaba en la votación no oficial sobre la independencia. Las colas en los centros electorales, la ausencia de incidentes y las urnas llenas con más dos millones de votos hicieron que la Generalitat calificara de “éxito total” la jornada del 9-N, pese a la suspensión del Tribunal Constitucional que pesaba sobre ella. El resultado permitió al presidente de la Generalitat recuperar la iniciativa política frente a Esquerra Republicana y lanzar a Mariano Rajoy la petición de negociar una “consulta definitiva” sobre el estatus de Cataluña.
Pese a la ausencia de garantías legales de la consulta y las llamadas al boicoteo de PP, Ciutadans y UPyD, los catalanes respondieron al llamamiento de la Generalitat y de los partidos soberanistas. A medianoche se habían contabilizado 2,04 millones de votantes y los responsables de la votación prevén que la cifra definitiva se acerque a los 2.25 millones. Con datos provisionales se imponía con un 80,7% el doble sí —apoyo a que Cataluña sea un Estado y que éste sea independiente—. El 10,1% votó sí a la primera pregunta y no a la segunda, mientras que el 4,5% rechazó que Cataluña tenga un Estado.
Más allá de la opción ganadora la Generalitat recalcó que se rebasaron con claridad los dos millones de participantes, la cifra que el president se había fijado para dejar claro que la idea del “derecho a decidir” seduce a un electorado que va más allá del estrictamente independentista.
En las últimas elecciones autonómicas, en 2012, los cuatro partidos que han impulsado el proceso soberanista —CiU, ERC, ICV y la CUP— sumaron 2,1 millones de sufragios, una cifra inferior a la que ayer se preveía alcanzar.
Las grandes particularidades de la votación de ayer, comenzando porque el número de colegios electorales era casi cuatro veces inferior al de unas elecciones convencionales, dificultan la comparación con cualquier otro proceso electoral. Además, ayer podían votar los mayores de 16 años. Un dato que los partidos secesionistas han esgrimido las últimas semanas como referencia eran los 2,5 millones de personas que votaron en el referéndum del Estatuto de Autonomía de 2006, una votación legal, con una campaña formal y llamadas a participar desde todo el arco parlamentario.
Ya antes de conocer los primeros datos de participación, el president, dio por hecho el éxito de la jornada, que por la noche ratificó, especialmente porque la justicia optó por descartar las medidas cautelares que le habían pedido formaciones como UPyD, consistentes en retirar las urnas. El juez de Barcelona que rechazó interrumpir la votación cree que el Govern podría haber incurrido en delitos de desobediencia, prevaricación y malversación, pero no los voluntarios ni los ciudadanos que ejercieron su derecho a “reunión, manifestación y libre expresión de opiniones”.
Convergència i Unió está segura de que la votación ha dado a Mas la llave para decidir sin ataduras el siguiente paso, ya sea intentar una negociación a medio plazo con el Gobierno o ya sea unas elecciones anticipadas. El presidente catalán optó ayer por abonar la primera opción al tiempo que intentaba reforzar su liderazgo personal arrogándose toda la responsabilidad legal de la consulta y de las consecuencias que puedan derivarse.


Uno de los encapuchados detenido en Girona.
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