La monarquía española está viviendo sus horas más bajas. Iñaki Urdangarín podría ser imputado antes de dos meses por el ‘caso Nóos’ y se rumorea que las infantas están a punto de renunciar a sus derechos dinásticos. Pues bien, para echar más leña al fuego, se ha publicado que la primogénita de los Príncipes de Asturias, la pequeña Leonor, es la única heredera a un trono europeo que estudia en un colegio privado.
Esta información tiene más trascendencia de la que aparenta. La Casa Real ‘vende’ a los españoles que está ajustándose el cinturón debido a la crisis y, sin embargo, sus miembros tienen unos privilegios clamorosos. Además, la institución, máxima representante del Estado, debería apostar por la educación pública para reforzar su reputación, ¿o no?
La heredera del heredero estudia en uno de los colegios más exclusivos de Madrid, Santa María de los Rosales. En este centro completará sus estudios hasta la mayoría de edad, codeándose con los descendientes de la ‘jet-set’ patria.
Doña Letizia considera que sus niñas deben recibir una educación políglota y lo más multidisciplinar posible. Además, apuesta por instalaciones más seguras, donde sus hijas eviten aglomeraciones y no sean carne de paparazzi.
Sin embargo, fuentes de Zarzuela han revelado a los medios que las ‘infantitas’ van al Santa María de los Rosales por su proximidad al palacio, así como por ofrecer “una educación mixta, laica y fomentar los valores y creencias de la monarquía española”. ¡Qué bien maquillan la realidad!
Ingrid Alexandra (Noruega), Christian (Dinamarca) Catharina Amalia (Holanda) o Elizabeth (Bélgica) son mini-herederos mucho más acordes a los tiempos. Se mezclan con niños de a pie y sus padres no tienen prejuicios. Por cierto, todos ellos reciben calificaciones excelentes.
Lo que más me llama la atención es que tanto Felipe como Letizia cursaron sus estudios superiores en centros públicos, él en la Universidad Autónoma de Madrid y ella en la Universidad Complutense. Quizás cuando Leonor y Sofía soplen 18 velas sigan los pasos de sus progenitores. Aún queda esperanza.




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