En La Alberca, los ritos se hacen celebración y tradición y los albercanos se visten con trajes hermosísimos, heredados de sus antepasados.
La fiesta albercana por excelencia es la de la Virgen de la Asunción, celebrada el día 15 de agosto como fiesta patronal del pueblo (Diagosto). A lo largo de tres días que siempre tienen su prolongación, se celebran ritos y ceremonias repetidos año tras año:
La mañana del día 15 tiene lugar, en la Plaza, el rito delOfertorio a la Virgen: autoridades, mayordomas (vestidas algunas con el bellísimo traje de vistas), mayordomos y también los vecinos ofrecen, ceremoniosamente, lo que tienen y lo que son; luego un grupo de mozas, con trajes tradicionales, y con el tamborilero al frente, realiza las danzas, el paloteo y tece (tuerce) y destece las cintas del ramo.
La mañana del 16, en el Solano Bajero, frente al atrio de la iglesia, sobre un tablado, se representa la Loa, una antiquísima representación mariana, emparentada con el teatro semilitúrgico. Tras la misma, la comedia. Pero otros muchos son los encantos de las fiestas patronales albercanas (los toros entre ellos), declaradas ya desde hace bastantes años de Interés Turístico Nacional.
En primavera, las procesiones del Viernes Santo tienen una magia especial de recogimiento, con el paso del Nazareno con la soga al cuello, de la que tira Juita, una popular y grotesca escultura barroca. El Lunes de Pascua, se celebra en las eras el día del Pendón, que arrebataron las albercanas del siglo XV a las tropas portuguesas del prior de Ocrato. El lunes siguiente (el de la octava de Pascua) es el día la Romería: en la Plaza, el Ayuntamiento convida al pueblo y a todos los visitantes a obleas y vino, servido éste por los escancianos (mozos recién casados), que lo llevan en galletas (ánforas de cobre) y lo ofrecen en barquillos (vasos de plató). En éstas fiestas pascuales, se merienda el hornazo (pan amasado con aceite, adornado en su superficie, y relleno con huevo y chorizo).
El lunes de Pentecostés (ahora trasladado al sábado anterior), se celebra la romería de Maralviejas o Majadas Viejas, en una ermita situada en un bosque de robles cercano al pueblo, en la que se venera una imagen románica de la Virgen; una procesión matinal, tras la misa y el ofertorio, en plena naturaleza, una Loa por la tarde, representada entre las peñas de granito en que apareció la imagen, y una capea, son los ritos más significativos de esta fiesta.
Y llegamos a la del Corpus Christi, una de las más hermosas celebraciones albercanas; se pulen las ventanas y balcones por donde va a pasar la procesión con colchas y paños bordados (bordados tradicionales, multicolores, con figuras vegetales y animales: pájaros, leones, peces…, de claro sabor oriental) y se ponen altares por las calles; como remate, tras la procesión, se celebra un Ofertorio en el Solano Bajero, en el que pueden contemplarse los trajes tradicionales.
El invierno tampoco carece de fiestas populares en La Alberca, con sus ritos sencillos y ancestrales; así, las de San Antón, San Sebastián, las Candelas, San Blas o Santa Águeda, además de los Carnavales, con su tauromaquia grotesca en la que participan los pata-henos y el mozo-toro.



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