Las mascaradas de invierno constituyen un ejemplo de supervivencia cultural. Entre los meses de diciembre y enero tienen lugar una serie de fiestas tradicionales cuyo origen y simbología se remonta al pasado. Todas coinciden con el solsticio de invierno. Un ejemplo es Montamarta.
Montamarta recibe los días 1 y 6 de enero la visita del Zangarrón. Entre los quintos son elegidos dos para interpretar el papel de Zangarrón, uno de Año Nuevo y otro el día de Reyes. El zangarrón recorre las calles de la localidad pidiendo el aguinaldo. También participa en un punto de la liturgia de la misa, irrumpiendo en el altar y pinchando con su tridente dos hogazas de pan








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