La feminización de la pobreza: un reto para la Agenda 2030

10/05/21, 7:53

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un documento firmado en 2015 por 193 países que supone el inicio de un compromiso para lograr un mundo más sostenible. A través de 17 objetivos y 169 metas, se persigue erradicar la pobreza, conseguir una sociedad más igualitaria e inclusiva y hacer un uso sostenible de los recursos.

Dos de los grandes retos que enfrenta nuestra sociedad y que la Agenda incluye entre sus objetivos son lograr el fin de la pobreza y la igualdad de género (objetivos 1 y 5, respectivamente). Cuando combinamos estos dos factores hablamos de un fenómeno conocido como ‘feminización de la pobreza’, que el Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo define como el “predominio creciente de las mujeres entre la población empobrecida”. Además, también se pueden incluir otras definiciones como “el crecimiento de la proporción de mujeres entre la población pobre”, “el sesgo de género de las causas de la pobreza” o la “mayor exposición de las mujeres a la violencia”. Existen, por lo tanto, un conjunto de fenómenos que constituyen factores de riesgo de la pobreza y que además afectan más a las mujeres. Algunas de estas cuestiones son un mayor déficit de alimentación, educación y atención sanitaria, dificultades de acceso al mercado de trabajo, mayor tiempo dedicado a tareas no remuneradas y mayores niveles de inseguridad, precariedad y vulnerabilidad.

Este hecho se ve claramente reflejado en cifras: según un estudio de ONU Mujeres, en 2014 se estimaba que, por cada 100 hombres en hogares pobres, había 155’3 mujeres. Por su parte, el diario digital Mujeres en Red afirma que de los 8 millones de personas que se encuentran en situación de pobreza en España, la mayoría son mujeres. Por último, el Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo declara que las mujeres constituyen más del 70% de las personas que viven en situación de pobreza a nivel mundial, cuyo total se estima en torno a 1.700 millones.

Comprobamos entonces que la feminización de la pobreza se erige como uno de los grandes retos a enfrentar para la Agenda 2030, puesto que conseguir la igualdad significa hacerlo a todos los niveles o, en palabras de la propia Agenda, “no dejar a nadie atrás”.

Natalia C. Milán Miguel

Línea de Medio Ambiente y Consumo Responsable

Clínica Jurídica de Acción Social

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