En esta entrada al blog me gustaría centrarme en por qué hay una opinión popular tan negativa de las cárceles, ya sea por su coste para los ciudadanos o por lo que se cree que se hace en los centros penitenciarios.
Los prejuicios con aquellas personas que han pasado por centros penitenciarios o de inserción social van más allá de la realidad que se pueden encontrar cuando salen de estos centros. Desde el primer momento que una persona es condenada a una pena privativa de la libertad ese ciudadano o ciudadana pasa a ser un preso, para algunos, un mantenido, pero ¿es eso cierto?
Es cierto que algunos internos realizan todo tipo de trabajos dentro del centro penitenciario: limpian el centro, cocinan su comida, gestionan ellos mismos los economatos, algunos, según el centro en el que estén, realizan actividades industriales remuneradas. Por ejemplo, en el centro penitenciario de Topas se hacen todo tipo de prendas manufacturadas, mascarillas, colaboran con empresas externas para la producción de puertas y ventanas, etc.
Además, si es por los medios de la Administración Pública los centros no contarían con la mayoría de las actividades de integración y socialización de las que disponen, ya que estas, en su mayoría, son llevadas a cabo por el trabajo que realizan los profesionales de ONG´s, trabajo que no cuesta ni un céntimo al Estado.
Los internos pasan sus días tratando de remendar sus errores, superar adicciones, cambiar malos hábitos, algunos estudian, otros logran reeducarse y reinsertarse satisfactoriamente en la sociedad y otros, por desgracia, no.
Nuestro deber como ciudadanos pasa por dejar de juzgar a las personas que, por situaciones de la vida, han pasado una temporada por centros penitenciarios, ya que, en primer lugar, son personas que ya han sido juzgadas por los profesionales competentes y que a partir de ahí desconocemos los esfuerzos que han hecho para lograr reintegrase en la sociedad. Tal vez, un trato más amable con estas personas sea el primer paso para cambiar la opinión tan negativa que suscita la cárcel, así como para que la reinserción sea más fácil de lograr.
Antonio Blanco Puertas
Línea de Intervención penitenciaria y Derechos Humanos
Clínica Jurídica de Acción Social